Superarse es ganar
Alejandro Guevara es uno de los atletas de la ciudad que más recorre el país compitiendo en superficies muy variadas. A los 46 años y con seis de experiencia en el atletismo es un fanático del correr, del entrenamiento que busca siempre la superación personal y un baluarte en cuanto a la transmisión de sus conocimientos a colegas y atletas más jóvenes.
Ya sobre el final del 2013 es justo hacer un pequeño resumen de su año y difundir sus carreras y vivencias personales además de su visión sobre el deporte. “Las caricias que podemos recibir es que los medios le den un poco de reconocimiento y espacio a los chicos, un comentario en los diario o las radios”, asegura Alejandro en relación a la poca difusión del atletismo.
Corrió en carreras sobre salinas y desiertos, montañas y lagos. “No me gusta la monotonía de la calle, además por la edad me cuido porque la calle hay que entrenarla muy bien y desde chico ya que rompe articulaciones. Cada impacto de la rodilla sobre el piso multiplica tu peso por siete, y en otras superficies el impacto es menor. No hay nada más lindo que correr en una montaña, subir el Cerro Bayo, o las salinas de Jujuy, hay muchísimas superficies emocionantes”, explica con entusiasmo Alejandro Guevara.
Puede llegar a prepararse durante un año para una carrera, y una vez que larga es muy difícil que lo detengan hasta el punto que ha corrido intoxicado o bien con un tobillo roto, pisando el hielo para desinflamarse. “Intoxicado corrí el Raid de los Andes, porque antes de partir me comí un lomito en Aeroparque y me intoxiqué”, confiesa entre risas. “En el momento de correr tenes que ser una locomotora, no te puede detener nada. En el Raid de Los Andes me corrían los médicos para que pare, es una carrera muy conocida por el Cerro 7 colores, Tumbaya, el Tren a las Nubes. Este año fueron 35 km en el desierto de Atacama, el desierto más árido del mundo. Y en ese momento disfrutas, quedas solo en la nada, te sentís privilegiado. Es una contradicción porque hay momentos que te sentís tan chiquito, y otros que la grandeza es increíble”, asegura sobre una experiencia en la que participaron 750 corredores de 15 países diferentes y en la que intoxicado y todo llegó 20° en la General y 6° en su categoría. “Fue una carrera ganada”, afirma.
Es un hombre de acero por fuera, pero mucho más aún por dentro. Una demostración real de la fuerza del espíritu. Un vecino de la ciudad que trabaja todos los días en su taller y a quien el cansancio no lo doblega. “Querer siempre es poder, lo que el hombre se propone, si lo quiere y lo siente, lo puede realizar. Cuando tenes tu meta en la cabeza y también en el alma lo conseguís. Tiempo hay, porque tiempo de ocio tenemos todo, practicar deportes es mejorar la calidad de vida, con uno, con los demás, con tu paciencia, con todo, te cambia muchísimo. Yo no soy un monje, me gustan los asados, el fernet, el vino. Pero tengo la conducta de cuidarme cuando se aproxima una carrera”, enseña Alejandro Guevara en base a su experiencia personal.
Perfil bajo, amor por la vida sana y el deporte, hombre de trabajo. Merecedor de un “pequeño espacio en los medios”, como él mismo sugiere para sus colegas, y merecedor también de que su experiencia y entusiasmo se reflejen transmitan a los jóvenes.