En conjunto, sólo somos otro ladrillo en la pared
Cuando quieres más de lo que tienes, crees que necesitas.
Y cuando piensas más de lo que quieres, tus pensamientos comienzan a sangrar.
Creo que necesito encontrar un lugar más amplio…
Porque cuando tienes más que lo que piensas, necesitas más espacio.
(Eddie Vedder)
Me voy a permitir algunas libertades, por ser el Día del Periodista, y justifico de esa manera tan superficial mi necesidad de hacer determinados descargos.
Recibo mails, comentarios, sugerencias o consejos. Por suerte no recibí amenazas como lamentablemente sufrieron algunos colegas. Pero sí muchas “indicaciones” sobre cómo se debe hacer periodismo, o qué debe hacer un buen periodista.
Una de las críticas disfrazadas de consejo que recibo es que debo informar con objetividad. No coincido en lo más mínimo, porque la objetividad no existe. O cómo diría uno de mis pensadores favoritos “la objetividad es la subjetividad de la mayoría”. Hay cuestiones de fondo y de forma. Por ejemplo, si voy a sentarme a escribir sobre un hecho policial como un robo, o describo cómo aconteció un accidente es antiético que tipee “el pibito de la moto iba demasiado rápido y paveando con el celular por eso se merece el porrazo que se pegó, por gil. El pobre viejo que conducía no tiene nada que ver, pero podría haber mirado a ambos lados antes de cruzar. A esa gente no hay que darle más el registro”. Por cuestiones de sentido común uno debe describir un hecho de esas características de la forma más objetiva posible, y en eso sí estamos de acuerdo.
Pero es muy diferente escribir una editorial, una nota de opinión, porque en ese caso el escrito nace y muere en mi cabeza, en mi sujeto, y de ahí su carácter total y explícitamente subjetivo. Cualquier periodista puede y hasta diría que debe tomar postura sobre los hechos, no importa si hablamos de fútbol, de política, de religión o lo que sea, no es pecado “expresar un punto de vista”, es simplemente libertad de opinión. Necesaria libertad de opinión.
Simplemente quería desahogarme sobre este tema, porque es incómodo responder uno por uno los comentarios sobre esto. Repito, las notas de opinión son subjetivas, no queda otra, es intrínseco a la editorial misma tomar postura. He dicho.
Cambio de tema. Tema 2. No soy un kamikaze, soy un periodista. Todos los corajudos que creen que se las saben todas, y tienen las mil y un pruebas sobre delincuencia, venta de drogas, venta de autopartes, supuestos casos de corrupción o negocios ilícitos, los invito e incito a darme pruebas palpables y comprobables. Ofrezco en estas líneas mi palabra que publico cualquier investigación, la firmo si es necesario, pero denme las pruebas. Porque de la boca para afuera somos todos Lanata, Verbitsky o Walsh, pero cuando las papas queman nadie pone la cara ni las pruebas, ni siquiera las declaraciones o una foto. Entonces recalco, no me pidan que vaya al frente por un simple comentario de la calle, no alcanza, es berreta, es chusmerio. El periodismo serio se hace con pruebas, con declaraciones creíbles dando la cara. Si no se animan los respeto, pero eviten criticarme por no ser un kamikaze que sale en defensa del comentario de la calle.
Tema 3. Otro de los dolores de cabeza. No soy oficialista ni opositor. Intento desde mi humilde postura analizar cada hecho con la mayor claridad y desde un asumido, re asumido, re contra asumido lugar ideológico. No hace falta que haga política partidaria para aportar mi grano de arena en las construcción de una sociedad igualitaria, inclusiva y sana. Soy declaradamente anticapitalista y antiimperialista, pero no soy el Che Guevara y no tengo los que él tuvo, ni abajo ni en su cabeza. Es más, me da vergüenza nombrarlo en estas líneas, pobre Che.
Por último, antes de aburrir, quiero saludar a todos mis colegas periodistas, los que ejercen y los que no. Con algunos somos amigos, con otros tenemos una simple relación laboral, y a muchos no los conozco. Pero me siento unido a todos aquéllos que llevamos la curiosidad en el alma, la desconfianza por cualquier orden establecido, el compromiso con la verdad más verdadera posible y la bohemia a las que nos arrastra esta profesión desvalorizada, vapuleada por la mediocridad reinante, insuficiente como medio para ganarse honradamente la vida. A todos ellos, colegas, un enorme y oportuno abrazo por este Día del Periodista.