Han sido el centro de las charlas de los vecinos y comerciantes en los últimos días en nuestra ciudad. Para muchos se han vuelto más importantes que los números que dan cuenta de la cantidad de contagios diarios.
El horario para determinadas actividades ha sido motivo de reclamo de los vecinos, sobre todo de los comerciantes, cuando han debido cerrar sus comercios a horas muy diferentes durante estos meses de cuarentena.
Luego del reclamo de la Cámara de Comercio para extender el horario comercial hasta las ocho, el horario de las seis de la tarde pasó a las siete pm de lunes a viernes, y quedó en las seis para sábados y domingos. De hecho, el municipio olvidó informar que también quería los negocios cerrados los feriados a la misma hora que los fines de semana y recibió muchas críticas por obligar al cierre sin haber informado la norma.
Al día siguiente de este bochorno, el municipio estiró el horario de lunes a domingos hasta las ocho. Es para preguntarse, si no es una decisión de último momento ¿por qué quitarle un día una hora, para sumarle dos al día siguiente? Sin respuesta.
En verdad, el comercio ha venido acatando cada una de las directivas emanadas desde el Ejecutivo, pero no seguirá siendo así si no se comunica con claridad lo que debemos hacer y el por qué. Hasta el momento, las medidas y restricciones, e incluso la apertura de actividades o cambios de horarios, parecieron caprichosos, y el resultado poco satisfactorio. Los contagios siguen aumentando y la capacidad del Hospital para albergar pacientes llegó a agotarse.
Ni se ha conformado a todos, ni es lo que se debe esperar. Las medidas restrictivas siempre van a generar descontento, pero se supone que se trata de preservar la salud de la población, pese a todo.