Covid-19 en la Provincia. De la improvisación a la incoherencia

Y si.. como no íbamos a improvisar si no teníamos ni idea de lo que era una pandemia de esta magnitud y un virus tan contagioso. Pero ¿hacía falta agregarle la cuota de incoherencia que le han sumado las autoridades provinciales a las medidas que han tomado?
Empecemos: ZÁRATE (AMBA) tiene 344 casos positivos, 101 son activos; está en fase IV. – CAMPANA: (AMBA) tiene 324 casos positivos, 77 activos; está en fase IV. SALTO, tiene 126 casos positivos, 45 activos; está en fase IV; CAPITAN SARMIENTO: 89 casos positivos, 22 activos; está en fase IV. ARRECIFES: 12 casos, 8 activos, sin internados en terapia intensiva, sin fallecidos, con capacidad disponible para internación en el hospital y respiradores disponibles. FASE IV.
Las autoridades provinciales son las que diseñan el protocolo y establecen cuales son las actividades que se pueden desarrollar en cada fase. Con esto, un cambio de fase no sólo restringen actividades sociales como las reuniones o las salidas a actividades al aire libre, sino que afectan directamente la actividad comercial de distintos rubros. El pase ilógico de fase V a la IV donde ubicaron hoy a Arrecifes hace que a partir de ahora no podamos jugar al tenis, lo que puede que no sea tan grave, sino dejara sin laburo a quienes tienen el alquiler de las canchas como su actividad económica; otro tanto sucede con los gimnasios, manoseo innecesario que los llevó a cerrar desde el primer día y los autorizan a trabajar a partir del 17 de julio en localidades con fase V y que hoy tuvieron que volver a cerrar por haber cambiado nuestra situación.
La incoherencia no sólo está en incluir en distintas fases a localidades con tanta diferencia de casos positivos, sino en las actividades que si pueden continuar desarrollándose, frente al cierre de los gimnasios. Así, si un bar o un restaurante puede albergar a comensales bajo protocolos seguros; como los salones de culto o peluquerías y salones de belleza pueden también permanecer abiertos, no es descabellado pensar que un gimnasio pueda hacerlo con distancia entre los asistentes.
Es lógico que los propietarios de los gimnasios estén desalentados, enojados, furiosos. Probablemente no tanto por los contagios, sino por la en el tratamiento que ha sufrido el sector, tan desigual con otros tanto o más riesgosos para el contagio de Covid-19.
Por otra parte, si el riesgo de contacto existe, también existe el riesgo -y la Granja Tres Arroyos es prueba de ello- en actividades que se consideran esenciales y que no han parado. Para ellos, actividad física es salud; y salud es esencial en medio de la pandemia. Sería también esencial un poco de coherencia a la hora de redactar protocolos y de repartir fases como si fueran caramelos.
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