Curso acelerado para aprender a vivir de nuevo
La cuarentena nos tiene nerviosos. Tanto o más que el virus que provoca el coronavirus, el COVID-19. Estamos aprendiendo a vivir asi. Curso acelerado. En horas tuvimos que aprender a hacer compras inteligentes, en horas tuvimos que darnos cuenta que no sabemos que hacer con los chicos cuando estamos en casa más de un día de domingo y que encima, ni a la plaza los podemos llevar. En horas aprendimos a que la soledad puede gustarnos pero cuando estamos obligados a estar solos no está tan bueno. Aprendimos en horas que en horas nos podemos morir. Y los que no lo aprendieron siguen pensando que la inmortalidad es un bien que poseen y nadie les puede quitar. Y en horas, aprendimos que podemos sentir miedo. Miedo del otro, de un beso, de un abrazo, de un apretón de manos. Curso acelerado y sin maestros.
Tendremos que rendir muchas materias todavía. Apenas estamos en el curso introductorio, en el CBC de la pandemia más tremenda que haya vivido la humanidad desde Adán y Eva, si es que existieron. Suponemos que nos están echando del paraíso. Y tenemos miedo, porque esta vez, ni siquiera hubo serpiente a la que decirle que no, que no nos apetecen las manzanas. Vino no mas. Y se está llevando lo más preciado que teníamos muchos. La seguridad de que el mundo seguiría girando hasta ahora, sin importarle cuánto hiciéramos para dañarlo. Para terminar con el aire puro, con el agua, con plantas y animales.
Parece apocalíptico, no? Pues no. Tengo la plena seguridad de que esto se va a terminar, que se va a ir y que un día contaremos a las futuras generaciones lo que tuvimos que hacer para sobrevivir al aislamiento y el temor a infectarnos de una simple gripe que nos puede llevar. Pero no va a ser así. Es verdad que muchos nos contagiaremos, pero sólo un pequeño porcentaje sufriremos consecuencias graves, y de ellos, sólo unos pocos necesitarán un respirador para poder vivir hasta recuperarse, y menos aún, pueden morir. Pero para eso, tendremos que aprender la lección, y no es difícil. Lavarnos las manos, usar alcohol, lavandina, no salir de casa hasta que termine la cuarentena… sencillo, pero sólo si estamos dispuestos a ponerlo en práctica dará resultado. Estamos dando los primeros pasos, de nosotros dependerá que lleguemos a buen destino.