Hay tres fotos de Gabi que guardo en la casita del árbol que el tiempo construyó en mi memoria. La primera es la que hubiese querido no existiese. Estábamos en primer año de la secundaria en la Escuela Nacional y una mañana una profesora ingresa al salón cuyos ventanales daban a calle Urquiza y le dice algo a la profe de turno que segundo después le acerca a Gabi para contarle que algo había pasado con su padre y se iba a retirar del colegio. Estábamos sentados en el mismo banco y Gabi se fue en medio de un silencio escandaloso. «Perder a mi viejo a los 13 años fue muy duro. Él me inculcó el amor por el fútbol. Había jugado de lateral izquierdo en Villa y Palermo. Era zurdo. Yo lo acompañaba a todos lados y después el me acompañó a mi cuando empecé en Huracán. Pero pese al dolor de perder a mi compañero, pasó algo que para mí fue importantísimo en mi vida: mi vieja, que hasta ese momento era la que me alentaba a seguir otro camino, el del estudio, cambió la mirada y empezó a apoyarme en mi sueño de jugar a la pelota».

Gabriel Oscar Ruiz, el mismo nombre que su viejo pero al revés, era el pibito que nos sacaba de perdedores en los partidos en la canchita de fútbol 5 de Guille Donnola, que por esos días estaba en calle Moreno, a metros de la avenida Dardo Rocha, hoy Merlassino. Jugaba en Huracán, de dos o de cinco y también jugaba para nosotros, pese a las tentaciones del otro grupo que contar con sus servicios.  A los 14 años se fue a probar a Newell´s y quedó. Y ahí ya no lo pudimos retener: «Fuimos a probar con un grupo de compañeros de huracán, nos llevó El Piojo Rodríguez. Fue bastante duro porque había chicos de todo el país buscando lo mismo, y a mí me toco hacer la prueba con chicos más grandes y quedé. Los primeros días y meses, fueron difíciles, era la primera vez q salía de arrecifes y era para quedarme a vivir con 40 compañeros nuevos y, a la vez, me alejaba de la familia y de los amigos».

– ¿Cuándo te aviso el corazón que querías ser futbolista profesional?

– Desde chiquito. Yo empecé a caminar y a patear al mismo tiempo, tengo recuerdos, imágenes de estar siempre con una pelota. Es el primer regaló que recibe todo nene, no sé porque pero es como un imán, algo q no podes dejar. Las primeras paredes las tiré con mi viejo, tenía 2 años y vivíamos en Villa Sanguinetti. Un año después nos habíamos mudado a FONAVI.

– ¿Y ahí fue cuando apareció Huracán en tu vida?

–  Si, unos años después, tendría 5 o 6 años y empecé a jugar en el globo.

– ¿Qué recordás de ese momento?

– Era todo muy lindo, después con el tiempo las cosas fueron cambiando. Pero en esa época, siempre que pisé una cancha fue una sensación hermosa, mezcla de alegría y nervios, y a medida que fui creciendo fueron cada vez más nervios que alegría.

– ¿Quién fue el técnico que te marcó de chico?

– El DT en casi todas las categoría q jugué fue Toy Fredes.

– ¿Toy te puso de primer central?

– Si, jugué de volante central y de más grande de primer marcador central.

– Huracán tenía buen equipo…

– Si, había buenos jugadores en mi categoría: José Dobronich, Gabriel Duarte, Juan Torres, José Domine, Claudio Lette, Néstor Fredes, Damián Gutiérrez, Matías Manchego y muchos más. Pero lo más importante es que éramos amigos y todavía hoy lo seguimos siendo.

 

La segunda foto es de algunos años después, del año 2000. Yo estudiaba en La Plata y vivía con amigos en un departamento cerca de Plaza Moreno. Era sábado a la tardecita, quizás ya de noche, y Gabi estaba en la tele con la camiseta de Newell´s jugando contra Racing. No me acuerdo como terminó el partido, pero si eso que se siente cuando se está lejos de casa y uno se cruza con uno de los suyos al que las cosas le están saliendo bien.

– ¿Cómo fue el camino hasta llegar a Primera?

–  Fue duro el camino, hubo q pasar varios momentos difíciles, ir quemado etapas, ir haciéndose hombre. Primero viene el paso previo cuando te suben a reserva, ahí te das cuenta de la dimensión, de lo cerca q estás de la primera, de los hoteles, viajes, los estadios, es el filtro para dar el último y mas difícil pasó, dónde muchos quedan en el camino.

– ¿Qué técnico te mandó a la cancha por primera vez?

– Después de unos cuantos partidos en reserva, el DT de primera, Jorge Castelli, me lleva a entrenar con ellos. Ya faltaba poco para q termine el año y en una práctica me dice q me iba a llevar al banco, y ahí estuve tres fechas sin entrar. En ese momento, Castelli renuncia y asume Tito Rebottaro y un lunes me pregunta cómo estaba si tenía ganas de jugar…

– Y le dijiste que no…

– Le dije que me moría por jugar, aunque dentro estaba medio cagado en las patas. Entonces me dijo que si me veía bien en la semana, si entrenaba fuerte, iba a jugar y el jueves en la  práctica de fútbol me pone para los titulares, y el domingo debuté.

 

Gabriel Ruiz entró a una cancha con la camiseta de Newell´s para disputar un partido de primera división por primera vez el 28 de noviembre de 1999. Fue en el estadio de la lepra, 3 a 1 ante Talleres, y jugó de lateral derecho. Esa tarde, el equipo de Andrés Rebottaro salió a la cancha con Cejas; Ruiz, Fuentes, Vojvoda y F. Crosa; París, Bernardi, Guiñazú y M. Rodríguez; Real y Quintana. El árbitro fue Daniel Giménez.

– ¿Cuál fue tu mejor momento en NOB?

– En el 2003 con el Bambino Veira me sentí muy bien. Ese año jugué mi mejor partido. Fue contra Boca en cancha de Newell´s.  Le ganamos 1 a 0 y le sacamos el invicto (NdR: el partido corresponde al Apertura 2003, fecha 12, Boca llegaba sin derrotas). Me acuerdo que algunos diarios me habían elegido figura con 8 o 9 puntos y destacaban como había controlado a Tévez que la venía rompiendo. En cancha de River también jugué vienen un partido que ganamos 2 a 0 con un golazo de Patiño a la salida de un lateral que hago yo (NdR: fue ese mismo campeonato, por la fecha 3).

– Nombraste a Tévez en un Boca que por esos años tenía muchas figuras, River también… ¿Qué jugador te hizo pasar una tarde complicada?

– El jugador que más sufrí fue Lisandro López en cancha de Racing. No es que me bailó, pero yo tenía la orden de marcarlo de cerca y en el gol que hizo me dejó pagando con un enganche que hizo en el aire. Golazo. Y después me hizo pasar de largo un par de veces más (NdR: Fecha 14 del Clausura 2004, 2 a 2 en cancha de Racing. Ese año López fue goleador del campeonato con 12 goles)

– ¿Cómo es estar cerca de esos tipos que son poster en la pieza de un montón de pibitos?

– Es hermoso. Tuve la suerte de enfrentarme muchas veces al mejor Boca de la historia y me crucé con Tévez, Palermo, Riquelme. En River estaban Saviola, me tocó marcar a Alexis Sánchez, a Forlán en Independiente. También a Agüero. De todo eso no me voy a olvidar nunca. Quizá me faltó tener una etapa de mucha continuidad pero en los casi 100 partidos que jugué en primera entre Newell´s, Tiro Federal y Gimnasia de Jujuy, me tocó ser parte de un momento lindo del fútbol argentino, con muchas figuras importantes en todos los clubes.

– Y entre los compañeros ¿A quién rescatás?

– Entre los compañeros que tuve el que mejor me sorprendió fue El Patrón Bermúdez, tanto en lo futbolístico como en lo personal. Era un profesional terrible, venía de ganar todo con Boca, era el más grande de un plantel con muchos jóvenes y en la pretemporada era un ejemplo, siempre adelante, siempre alentando. Como compañero nos ayudó mucho, era el capitán y se peleaba con el presidente para que el grupo esté mejor, iba siempre al frente, hizo que los pibes que no tenían contrato lo tuviesen. Me tocó concentrar con él y fue increíble todo lo que aprendí. Además, yo era hincha de Boca y él me contaba cosas que no podía creer. Fui a comer muchas veces a su casa, hicimos amistad. Además de Bermúdez, me tocó compartir grupo con Lucas Bernardi, un símbolo. Estaba Guiñazú. Me tocó también vivir la mejor época de Damián Manso. Patiño en el poco tiempo que estuvo la descoció.

– En Newell´s dejaste un muy buen recuerdo ¿Por qué te fuiste?

– Me fui de Newell´s cuando llegó Gallego. Yo venía de agarrar continuidad con Veira después de un primer torneo en el que iba al banco. En la pretemporada me prometió que iba a comenzar el próximo torneo jugando como lateral derecho y yo me mate entrenando y el cumplió su palabra. El Bambino tenía mucho carisma para llegarle al jugador. Cuando se va el Bambino (NdR: Febrero de 2004) y llegó Gallego, el clima cambió y yo me di cuenta enseguida que con él me iba a costar jugar, pero seguí entrenando, había jugado muy bien todo el torneo, me habían llegado ofertas, así que me tuvo que respetar el puesto pero después de una expulsión con Quilmes (NdR: la primera y única en NOB) en la quinta fecha, fui al banco tras la sanción hasta que del banco me limpió también y quedé colgado hasta que terminó el año y me fui a Tiro Federal , equipo con el que ascendí del Nacional B a Primera.

– Estuviste cerca de ser parte del plantel de Newell´s Campeón del Apertura 2004.

– Si, yo me fui antes. Gallego armó un equipazo y fue campeón. Era buen técnico, pero bastante mal educado para dirigirse al jugador. La diferencia la hacía el Profe Fleitas: era un animal, te hacía sentir muy bien física y emocionalmente.

Gabi salió de NOB pero se quedó en la provincia de Santa Fe y jugando para Tiro Federal ascendió del Nacional B a primera. Un frustrado pase a Libertad de Paraguay, le abrió las puertas de Unión militando en la segunda categoría del futbol argentino y de allí partió para jugar en el Gimnasia de Jujuy de Mario Gómez, otra vez en primera. Y de allí, en el 2009, apareció la posibilidad de jugar en Finlandia: «La experiencia fue muy valiosa. En un principio dudé en irme porque recién había nacido mi nena, tenía apenas 15 días y fue muy duro separarme de mi familia en ese momento, pero tenía que hacer mi trabajo, así que estuve seis meses en el y lo disfruté, pese a no ser un país futbolero. El club en el que jugué se llama FC Haka, un equipo de los grandes pero que llevaba mucho tiempo sin ser campeón y ese semestre hicimos una gran campaña. Tuve que acostumbrarme a una ciudad (Helsinki) muy fría, pero con gente muy respetuosa y ordenada, y a un fútbol menos apasionado, que se juega en canchas sintéticas».

A punto estaba Gabi de cerrar contrato para quedarse en Europa cuando Héctor Arzubialde lo llamó para que vuelva a Jujuy. El Lobo había descendido y Gabi volvió para jugar el Apertura 2009 y el Clausura 2010 y de la mano del mismo técnico partió a Córdoba para vestir la camiseta de Talleres que estaba jugando el Federal A: «Jugar en Talleres fue una locura, de locales siempre metíamos 40 mil personas».

El derrotero continuó en Guillermo Brown de Puerto Madryn, después en  Mendoza, primero en Deportivo Maipú, luego en Atlético Argentino, un nuevo paso por Tiro federal para jugar el Transición 2014 y la última parada en Unión de Sunchales donde jugó hasta decidir el retiro, obligado por una osteocondritis en la rodilla derecha. «No me costó nada dejar de jugar. Va a hacer un año que me retiré y hasta acá no extrañé nada».

– ¿Y hoy en qué ocupás el tiempo que antes ocupaba el fútbol?

Mientras jugaba mis últimos años hice el curso de técnico, hice cursos de preparación física deportiva, de postura corporal y esos conocimientos los estoy aplicando en un gimnasio acá en Arrecifes, lo que también me ayudó a poner la mente en ese proyecto y no extrañar el fútbol.

– La tranquilidad del sueño cumplido.

– Y de haberlo dejado todo. Yo soñé con jugar en Primera División y haber cumplido mi sueño es muy lindo. Me fui desde muy chico, un día me estaba divirtiendo pateando una pelota con amigos y al poco tiempo estaba peleando por llegar a Primera. Conocí mucha gente, viví experiencias hermosas. Me esforcé mucho también, porque en las pensiones no fue fácil, comíamos todos los días fideos y me acuerdo que esperaba llegar a casa el fin de semana para comer bien y llevarme de vuelta a Rosario alguna cajita con comida que me preparaba mi vieja. Fue duro, pero lo volvería a hacer porque el premio fue jugar en la cancha de Boca llena, conocer a mi mujer Marianlea y contar con su compañía hasta el día de hoy junto a mis hijos Catalina y Mateo. Es cierto que no llegué a la selección, no jugué en ligas europeas importantes, pero lo que hice lo hice por el camino que yo sentí era justo, sin sacar ventajas, sin lastimar a nadie y por eso estoy muy orgulloso de mi carrera.

 

La tercera foto, en verdad, es una que nos vamos a sacar en los próximos días. Cuando le pueda meter el abrazo que no le pude dar el día que se fue de la clase.

 

Diego Amaya

 

 

 

 

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By Minuto Arrecifes

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