24 de marzo: Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia
Muy temprano en la mañana de este martes 24 de marzo, conmemorando el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, funcionarios municipales colocaron una ofrenda floral en la Plazoleta de la Verdad y la Justicia “Norberto Armando Habegger” (Av. Belgrano y Av. Presidente Perón).
Es un sencillo homenaje a la memoria de los 30.000 desaparecidos en la última dictadura militar, iniciada con el golpe de Estado del cual hoy se cumplen 39 años. No es una fecha para celebrar sino para recordar, grabándola para siempre en nuestra memoria para que «Nunca mas» nos encuentre desprevenidos.
El 24 de marzo de 1976 no fue un día más en la historia argentina. En esa fecha las Fuerzas Armadas de nuestro país usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón. Del mismo modo destituyeron a los gobernadores de las provincias, disolvieron el Congreso Nacional y las Legislaturas Provinciales, removieron a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y anularon las actividades gremiales como así también la de los partidos políticos, en suma, clausuraron las instituciones fundamentales de la vida democrática.
La Constitución Nacional –es decir, la ley de leyes de la República Argentina–, dejó de regir la vida política del país y los ciudadanos quedaron subordinados a las normas establecidas por los militares. Se inició entonces una dictadura que se instaló en el gobierno por la fuerza, por medio de lo que se denomina golpe de Estado. El gobierno de facto estuvo integrado por una Junta Militar que reunía a los máximos jefes de las tres Fuerzas Armadas: el ex general Jorge Rafael Videla por el Ejército, el ex almirante Emilio Eduardo Massera por la Marina y el ex brigadier Orlando Ramón Agosti por la Aeronáutica.
El golpe de 1976 fue el último pero no el único. Desde 1930 nuestro país ha sufrido sucesivas interrupciones del orden democrático. La supresión de los gobiernos elegidos por el pueblo, la represión de los conflictos que surgían entre distintos sectores sociales y la apelación a la violencia han sido, lamentablemente, bastante frecuentes desde esa fecha. Sin embargo, la dictadura que se inició en 1976 tuvo características inéditas, con acciones que recibieron el nombre de «Terrorismo de Estado”.
Algunos ciudadanos e investigadores prefieren hablar de “Golpe cívico-militar”. ¿Por qué? Porque entienden que los militares no actuaron solos ni por su cuenta. La decisión de tomar el gobierno contaba con la adhesión de diversos grupos de la sociedad (sectores con gran poder económico, grupos conservadores, algunos medios de comunicación, etc.) que entendían que una dictadura era necesaria para organizar o manejar el país.
De este modo, a la vez que se desarrollaban acciones de control, disciplina y violencia nunca vistas sobre la sociedad, se tomaban decisiones económicas que privilegiaban el ingreso de bienes y mercancías desde el exterior por sobre la producción de nuestro país. Este proceso fue acompañado por una campaña publicitaria.
A la vez, los sucesivos miembros de la Junta Militar y diversas empresas asociadas solicitaron grandes sumas de dinero al exterior en carácter de préstamos. Ese dinero incrementó la deuda externa del país de una manera inédita: de 8 mil a 43 mil millones de dólares que se convirtió por decisión de la misma dictadura, en deuda pública, es decir en deuda que debieron pagar todos los argentinos.
Por otra parte se tomaron distintas medidas financieras y administrativas que hicieron que el Estado iniciara un período de desinversión en salud, educación y vivienda con efectos muy importantes en el empeoramiento de las condiciones de vida de la gente.
El ejercicio sistemático del terror –caracterizado por la desaparición de personas y la existencia de centros clandestinos de detención y tortura – desplegó otro mecanismo siniestro: la apropiación de menores. Los responsables del terrorismo de Estado consideraban que para completar la desaparición de la forma ideológica que pretendían exterminar era necesario evitar que ésta se transmitiera a través del vínculo familiar. Por eso, se apropiaron de los hijos y las hijas de muchos de los desaparecidos.
El procedimiento de apropiación de niños y niñas se llevó a cabo de diferentes maneras. Algunos fueron secuestrados junto a sus padres y otros nacieron durante el cautiverio de sus madres que fueron secuestradas estando embarazadas. Muchas mujeres dieron a luz en maternidades de modo clandestino y fueron separadas de sus hijos cuando éstos apenas habían nacido.
«Mi sable nunca saldrá de la vaina por opiniones políticas»
José de San Martín: 1.er Comandante del Regimiento de Granaderos a Caballo, General en jefe del Ejército del Norte,General en Jefe del Ejército de los Andes,Comandante en Jefe del Ejército de Chile, Comandante en Jefe del Ejército Libertador del Perú y Libertador de América.
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