unnamedEl tiempo avanza y las generaciones se adaptan a la nueva realidad, pero, ¿cómo hacer que la gente mayor siga las nuevas modas? Los jóvenes pueden sorprender con la libertad que tienen a la hora de juntarse y sus condiciones para divertirse, ya que no miden las consecuencias que pueden generar alrededor. Pese a todo esto los vecinos no se resignan a quedar fuera del juego ya que en la primera oportunidad ofrecida presentan sus quejas e intentan poner un alto a la situación.

La música alta, las picadas callejeras, el exceso de alcohol, las botellas rotas y vasos tirados en la vereda a la mañana siguiente ya se volvieron el ritual de todos los sábados para los vecinos del barrio Las Flores. Los mismos tienen diferentes opiniones sobre el asunto pero de todos modos no son escuchados.

La famosa “Fosa”, ubicada en la calle Italia es uno de los lugares de encuentro para un grupo de jóvenes que no desconocen y aun así ignoran los reclamos de los vecinos a pesar de que la mayoría son mayores de edad

A pesar de los malos comentarios y las quejas constantes de los vecinos, no son sólo ellos los que dan lugar a esta historia ya que los jóvenes también tienen su versión. Gentilmente unos de los integrantes de este grupo se ofreció a contarnos su parte. Kevin  de 23 años cree que no merecen las quejas que reciben y que a veces es complicado tener vecinos mayores, especialmente cuando llega el fin de semana y hay que organizar las previas.

La verdad que a veces se quejan por quejarse porque desde hace 7 años que nos juntamos en “La Fosa” que es del papá de uno de los chicos, y jamás nos tuvimos que hacer cargo de algún daño o destrozo, es más, evitamos ser molestos y ya no nos juntamos con la misma frecuencia de antes”, explica Kevin.

Ellos dicen ser responsables de sus actos y no creen haber superado ningún límite que los lleve a enfrentarse con los vecinos del barrio. Justifican la reacción de los  que se mostraron más molestos debido a la edad que los hace entregarse a la rutina de quejarse por cosas insignificantes.

Acá en el barrio son todos mayores de edad, gente grande que vive sola y se preocupa por estas cosas. Con mis amigos no los culpamos, al contrario, entendemos que reaccionen así porque de todos modos es lo único que la gente grande puede hacer para entretenerse, o no? (risas). Nosotros asumimos los riesgos que podemos correr pero no vamos a estar exagerando la situación”, agrega.

Ellos no muestran preocupación y van a seguir haciendo lo posible para divertirse. Para los vecinos es una molestia. Su parecer es que hay que tener más cuidado con otras cosas que afectan nuestra realidad. “Acá en este barrio hay cosas más importantes para que se quejen. Hay robos todos los días y me parece un tema más peligroso aún más cuando todos sabemos quiénes son. Pero bueno hay que entenderlos, antes no eran así las cosas”, explica el joven.

Los muchachos muestran respeto hacia los vecinos del barrio y no tienen intención alguna de ofenderlos. Intentan colaborar con la situación mientras pueden y reflejan muy bien la edad que tienen. No piensan dejar que les quiten las ganas de divertirse.

En esta noticia también son participes los vecinos, que nos dieron su opinión.  Uno de ellos fue la abuela de uno de estos jóvenes: “Me molesta más o menos, en especial la música alta, pero también hay que entender que son jóvenes y solo buscan diversión, tuvieron varios disturbios con vecinos de otras cuadras, pero por suerte no paso a mayores, aunque si voy a decir que mis previas comparadas con las suyas no eran nada que ver”.

También dieron su opinión la kiosquera Andrea y una de sus clientas: “Estoy en desacuerdo, la música es muy molesta, dejan botellas tiradas en toda la calle, y además hacen picadas en auto, a veces se pasan”.

Clienta: “Mi marido ya se quejó, tenemos un bebe recién nacido que no puede dormir a la noche por ellos”.

En fin las previas han cambiado con el tiempo, y cada vez se ponen peores, los vecinos se quejan pero no acuden a las autoridades y los jóvenes siguen haciendo lo que quieren manejándose en su mundo.

El caso de las salas de ensayo

Johnny, un músico de 23 años, cuenta que “en un ensayo de una banda empezaron a tirarles con piedras sus  vecinos. En el segundo ensayo tiraron piedras y rompieron un vidrio, se metieron en el patio y rompieron una pared, cuanto todo se calmó, se fueron. No llamamos  a la policía, y los vecinos no se quejaron oralmente”, explicó Johnny, músico de una banda que sufrió agresiones de vecinos molestos por los ensayos.

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By Minuto Arrecifes

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