Anecdotario local sobre Pappo
En el marco de la conferencia de prensa previa al “Gracias Pappo”, Martín Duzac, Rubén y su hija María Bulla, Liliana Napolitano y su hijo Mauro fueron consultados por Minuto Arrecifes sobre anécdotas que recuerden de Pappo.
A las conocidas y casi mitológicas historias de Pappo en un bar local, o paseando en bicicleta o dando la vuelta por el Balneario, se le suman algunas más específicas como estas:
Contada por Tucho:
Yo tuve la posibilidad de tocar con él, y me pidió que haga un solo. Era como que Messi me pida que le haga un pase gol. Y eso me quedó grabado, porque ese es el sello que él tenía. A cada persona le dejaba una especie de lección: no importa si sos famoso.
Contada por María Bulla:
Hay muchas, desde las más simples como Pappo en Arrecifes tomando mate con nosotros o irme a buscar al colegio y otras que lo mostraban como un tipo súper humilde, que nunca se la creyó tal como dice Liliana.
Yo tocaba en una banda cuando era chica y no entiendo cómo no triunfó (risas). Y teníamos que tocar en un matinée, en el colegio, y no teníamos guitarra. Entonces lo llamé y le dije “mira necesitaríamos una guitarra, para tocar”. Nunca dimensioné a quién estaba llamando. Pero Pappo vino a traerme la guitarra para que nosotros pudiéramos tocar, y nunca nos la pidió de vuelta. Mi banda en ese momento era Soldaditos, y siempre nos acordamos como él venía y se quedaba en los ensayos, a compartir miles de esos momentos. Ese era su diferencial de él, como persona.
Contada por Rubén Bulla:
Los motores y la música le gustaban por igual. Le gustaba muchísimo correr y se le mezclaban las carreras con los recitales. Volvíamos a las 05:00 hs de la mañana y había que largar a las 09:00 hs, y se quedaba dormido. Pero era un apasionado de los autos de carrera y más que nada de las motos, una vuelta recorrimos todo Concordia porque le habían dicho que había una modelo 30´, obviamente estuvimos 2 días dando vueltas y no la pudimos encontrar. Era capaz de ir a tu casa a las cuatro de la madrugada porque le habían dicho que vos tenía una moto que le gustaba.
Otra de Rubén Bulla:
Con los autos de carrera se divertía, no corrió mucho. Una vuelta lo convencí y lo llevé a correr, y en al final venía 10° o 12°, yo había abandonado en la 2° vuelta. Se dieron una piña faltando 2 vueltas y pasa a estar 4°, le pega una acelerada y pasó a estar 3°. Ahí nomás nos fuimos corriendo al Comisario de Carrera y lo agarramos del cogote: “se terminó la carrera, se terminó la carrera le decíamos al pobre hombre”. Cuando Pappo se bajó yo lo mandaba al podio, y me decía –“¿estás seguro?, me van a echar”. Pero sí, anda al podio cabezón, le decía yo. Le terminamos la carrera para que suba al podio…