Insultante polémica por cifras de víctimas en las rutas
«Ya no podemos ser inocentes,
somos testigos».
(Susan Sontag, «Ante el dolor de los demás».)
Hace muchos años leí un libro de Susan Sontag que se llama “Ante el dolor de los demás”. Habla específicamente de la fotografía, pero aplicada al periodismo, o mejor dicho a los medios. Es difícil e injusto resumir un escrito tan bueno en pocas frases, pero necesario a fin de graficar la opinión que intento transmitir. Sontag analiza como, con la avalancha de imágenes de escenas de sufrimiento, dolor, sangre, etc. que exponen los medios en sus revistas, páginas o pantallas, el efecto que ella percibe en el público receptor es el contrario al que uno supone livianamente que debería resultar.
Es decir, las primeras imágenes de heridos de guerra que circularon en el mundo fueron impactantes (dejando a un lado el sentido sensacionalista del término) pero necesarias para conocer los excesos del holocausto nazi, por citar un ejemplo. Pero el crecimiento de ese tipo de imágenes, y la altísima exposición de fotografías de niños desnutridos o enfermos, o las nuevas series televisivas de “adictos al”, “peleas de”, “presos por”, “asesinados en”, provocan un acostumbramiento en el receptor que lo induce a un paulatino desinterés por aquello que observa. Precisamente, porque se acostumbra.
Toda esta concepción del avasallante y deshumanizado mundo mediático audiovisual que nos pasa actualmente por arriba, por abajo y por los costados, me vino a la memoria luego de leer la respuesta que el ministerio del Interior y Transporte, encabezado por Florencio Randazzo, se tomó la molestia de difundir en respuesta a los datos publicados por la ONG “Luchemos por la Vida”, que asegura que en Argentina mueren 21 personas por día -624 por mes- en accidentes de tránsito.
Según ese informe anual de la Asociación Civil Luchemos por la Vida, la provincia de Buenos Aires encabeza la lista de distritos con mayor cantidad de muertes por accidentes de tránsito, con 2.354 víctimas. En tal sentido, Argentina registró en 2012 un total de 7.485 muertos por accidentes de tránsito, con un promedio diario de 21 muertes y mensual de 624. Santa Fe y Córdoba se ubican en segundo y tercer lugar, con 652 y 521 muertes, mientras en Capital Federal fueron reportadas 98.
La Agencia Nacional de Seguridad Vial salió inmediatamente al cruce, cosa que no hace con los innumerables pedidos de respuestas y soluciones que le llueven de todos los rincones del país, y aseguró que “no se hace eco de los datos mencionados» por la ONG “Luchemos por la Vida” y además agregaron, para que nos quedemos recontra tranquilos, mansitos y confiados, que desde la creación del organismo «se redujo la cantidad de víctimas en un 19%». Además destacaron que “ a pesar de la diferencia numérica todas las estadísticas marcan una tendencia descendente en la cantidad de víctimas en los últimos cuatro años».
Ahora bien, si realmente bajaron las estadísticas de víctimas en los últimos 4 años, entonces por qué no difunden dichas estadísticas y explican su rigor científico. O mejor aún, porque no aceleran la eficaz política que evidentemente estarían llevando a cabo hace 4 años para conseguir mejorar los resultados de todos los asesinatos y accidentes que ocurren en las amarillas (digo, por las estrellas) rutas de nuestro país.
Da asco que se tomen la molestia en desmentir números, pero que escondan sus cabezas cual avestruz en la tierra cuando deben dar explicaciones de su irresponsable accionar laboral. Susan Sontag explicaba la frivolidad que causa la excesiva oferta de imágenes. Yo, humildemente desde este medio, intento reflejar que las estadísticas son puro palabrerío en boca de incompetentes que juegan con las vidas de quienes salimos a la ruta, quienes ante la presión social y la falta de respuestas a los reclamos recurren a estadísticas frías e incomprobables.
A quién le calienta si disminuyeron el 19% los accidentes. En ese caso el número es de aproximadamente 6400 muertes por año, o sea, 25.600 víctimas de “accidentes” en los últimos 4 años.
¿Nadie es responsable de todas esas pérdidas? Repito, ¿nadie absolutamente nadie es responsable de todas esas pérdidas humanas? Son aproximadamente 250 cromagnones, 116 tragedias – inducida – de Once.
¿No les tiembla la voz cuando “dibujan” esas estadísticas que hablan de personas? Repito: “Esas estadísticas hablan de personas”.
Es indignante. La deshumanización de los funcionarios, la falta de respeto a la realidad concreta, la corrupción que atraviesa cada una de las líneas del poder, porque no olvidemos que la plata para el correcto funcionamiento de las rutas y las vías del ferrocarril estuvo, y se la robaron, y vuelve a estar en los bolsillos de nuestros mandamases cada vez que aportamos con los impuestos, pero se la vuelven a robar.
Repito, es indignante.