En la última edición de Arrecifes al Límite estuvo invitado Sebastián Armenault, un atleta que recorre el mundo mientras difunde un mensaje solidario.
Armenault es un ex gerente, ex rugbier, actual amante de la actividad deportiva, y desde hace tiempo corre algunas “carreritas” como por ejemplo el Cruce de los Andes (América del Sur), los 120 km del Sahara – Túnez, y los 250 del Sahara – Marruecos (África), los 170 km del desierto de Emiratos de Omán y los 190 km del Himalaya – India y Nepal (ambos en Asia), los 200 km de Nueva Zelanda (Oceanía) los 50 km del Polo Sur (Antártida) y los 330 km Transalpina (Europa).
Luego de atender a la prensa ofreció una charla a los presentes en la que volcó determinados conocimientos y, sobre todo, motivó hasta provocar las lágrimas de muchos corredores. “Superarse es ganar”, es el lema de este ultramaratonista que por cada kilómetro que corre consiguió que diferentes empresas donen alimentos.
“Nadie corre 200 km de un día para otro, tampoco nadie va a la Facultad sin haber hecho Primaria y Secundaria, pero eso es parte del mensaje. Yo hasta hace 3 años era empleado y mi posibilidad era entrenar 4 veces por semana 1 ½ hora. Hoy sigo entrenando de la misma forma, y mi performance no mejora, pero a lo que quiero llegar es que nadie me puede decir que no puede”, explicaba Armenault a Minuto Arrecifes.
«El mensaje para la gente después de esta charla no es que salga a correr, sino que haga lo que le gusta, lo que le apasiona, si te gusta el piano o la guitarra o la bicicleta hacelo. Yo lo muestro desde lo que me gusta. No quiero cambiar nada, sino mostrar que hay un opción más, una elección que haces en la vida para hacer lo que vos queres. No hay una fórmula, va a haber gente que te va a criticar y lo bueno es tener la cabeza abierta para incorporar esas críticas de forma positiva a lo que vas haciendo”, expresaba Armenault sobre su mensaje motivador.
Finalmente contó una anécdota útil para transmitir su mensaje: “ Cuando fui a correr la vuelta de 50 km en el Polo Sur, había una tetera y fui a servirme. Al lado había un diario, yo estaba por largar, hacía 32° C bajo cero y me estaba congelando. Cuando tenía 15 años mi abuelo me decía que me ponga diarios para andar en bicicleta, porque te para el frío. Entonces agarré el diario y me fui a la largada, y delante de los 33 de los 34 tipos en el mundo que corrimos esa carrera me empecé a poner los diarios. Me miraban como si hubiera llegado Pedro Picapiedras, porque ellos tenían camperas con calefacción y parecían astronautas. Yo con eso que tenía y lo que pude hice la carrera. La mitad del recorrido fui llorando porque me acordaba de mi abuelo. Detrás de todo esto había kilómetros solidarios, y ese día además corrí con una remera que nos habíamos hecho con un amigo, que tenía cáncer, y yo corrí con esa remera y él su carrera en el quirófano con la misma. A él le fue bárbaro. Por eso si tenés motivación, con lo que vos tenés lo vas a poder hacer si estás convencido”.