Minuto Arrecifes: Cumplimos un año, se pasó en un Minuto
Hoy se cumple un año desde que Minuto Arrecifes nació online en la ciudad.
Pasaron muchas cosas desde aquél 10 de diciembre, y fue tal el crecimiento que hoy realmente quiero reflejar lo agradecido que estoy con todos aquéllos que directa o indirectamente ayudan para que sigamos online, informando y trabajando.
Agradecer a los lectores, quienes continuamente escriben a través de los comentarios, vía mail o personalmente en la calle me paran para felicitarme por aquello que leen. Puede sonar a declaración de cassette de un futbolista, pero realmente el apoyo de la gente es lo que hace que uno siga y siga, confiado de que va por el buen camino a pesar de las piedras que en todo camino existen.
Agradecer a todos los auspiciantes que desde el primer día confiaron en mí, y creyeron cuando les conté sobre mi intención de hacer un periodismo serio, responsable, acorde a las necesidades de una ciudad que tiene miles de voces que necesitan y deben ser escuchadas. Muchos de ellos aún continúan publicitando en el diario, y cada día se suman nuevos avisos, por lo que los espacios quedaron prácticamente completos y eso no es más que una grata señal de confianza, de apoyo, totalmente necesario para continuar con la delicada tarea periodística y laboral.
Minuto Arrecifes promedia mensualmente 9000 visitas únicas (personas diferentes), que suman aproximadamente 24 mil visitas al diario cada 30 días. Tiene 390 clics en “Me Gusta” a través de Facebook, y es consultado diariamente por la gran mayoría de los programas periodísticos de las FM locales.
Por otro lado, nació Minuto Arrecifes Clasificados. Un nuevo portal que pedía a gritos llegar a la web, donde podrás comprar y vender de forma muy sencilla todo lo que quieras. Es un producto simple, de fácil visualización y navegación. También va marcando su rumbo paso a paso, con un crecimiento notable en cuanto a visitas y productos ofrecidos.
El trabajo y el esfuerzo dan sus frutos, y lejos de conformarnos vamos por mucho más en el 2013. Los desafíos se renuevan y las exigencias aumentan. Todos sabemos que nadie regala nada, por eso todo hay que lograrlo a puro pulmón, luchando contra las injusticias y redoblando esfuerzos cuando el viento no sopla a nuestro favor.
Por un nuevo año juntos, con mayor calidad periodística, compromiso con el trabajo, la ética y la verdad. Por todo eso y mucho más es que renovaremos fuerzas, energía e inspiración.
A modo de devolución por todo lo bueno que ustedes, queridos lectores, me regalan a diario, es que les dejo este fragmento de uno de los libros que más marcaron mi destino. Es el capítulo inicial de “El hombre mediocre”, de José Ingenieros, libro que me regaló mi mamá cuando cumplí mis 18 años.
Gracias a todos, nos leemos!
LA EMOCIÓN DEL IDEAL
Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala; si la dejas apagar no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti, quedas inerte: fría bazofia humana. Sólo vives por esa partícula de ensueño que te sobrepone a lo real. Ella es el lis de tu blasón, el penacho de tu temperamento. Innumerables signos la revelan: cuando se te anuda la garganta al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la cruz izada para Cristo y la hoguera encendida a Bruno; -cuando te abstraes en lo infinito leyendo un diálogo de Platón, un ensayo de Montaigne o un discurso de Helvecio; -cuando el corazón se te estremece pensando en la desigual fortuna de esas pasiones en que fuiste, alternativamente, el Romeo de tal Julieta y el Werther de tal Carlota; -cuando tus sienes se hielan de emoción al declamar una estrofa de Musset que rima acorde con tu sentir; -y cuando, en suma, admiras la mente preclara de los genios, la sublime virtud de los santos, la magna gesta de los héroes, inclinándote con igual veneración ante los creadores de Verdad o de Belleza.
Todos no se extasían, como tú, ante un crepúsculo, no sueñan frente a una aurora o cimbran en una tempestad; ni gustan de pasear con Dante, reír con Moliére, temblar con Shakespeare, crujir con Wagner; ni enmudecer ante el David, la Cena o el Partenón. Es de pocos esa inquietud de perseguir ávidamente alguna quimera, venerando a filósofos, artistas y pensadores que fundieron en síntesis supremas sus visiones del ser y de la eternidad, volando más allá de lo real. Los seres de tu estirpe, cuya imaginación se puebla de ideales y cuyo sentimiento polariza hacia ellos la personalidad entera, forman raza aparte en la humanidad: son idealistas.
Definiendo su propia emoción, podría decir quien se sintiera poeta: el Ideal es un gesto del espíritu hacia alguna perfección.