Publicación Pedida: Buitres de ayer, buitres de hoy
El embargo de la fragata “Libertad” (episodio de cuyo inicio está por cumplirse un mes) trajo nuevamente a un primer plano la expresión “Fondos buitres”, calificativo que como sabe se aplica a aquello grupos especulativos cuyo negocio es adquirir los bonos que un país emite para financiarse y que por diversas razones se han depreciado. Incluso no es raro que esto fondos operen para hacer bajar aún más el valor de esos papeles para luego si, pasar por ventanilla y cobrarlos al máximo de su valor.
En cuanto a la denominación que se les aplica no es mucho lo hay que agregar, si bien el primer significado de buitre alude a “diversas aves rapaces carroñeras de pico fuerte, cuello largo y desnudo con un collar de plumas más claras” (nuestro cóndor, por ejemplo, es un buitre) otras de sus acepciones son “persona que se aprovecha de los demás y, en especial, de sus desgracias” o “que se aprovecha de los bienes ajenos”.
Desde el punto de vista ético el accionar de los “fondos buitres” es condenable pero que se sepa, no hay ley que lo castigue. En todo caso los buitres financieros accionan contra Estados que al menos cuenta con un aparato jurídico y medios para litigar con ellos, mucho peor es cuando no ya un fondo sino una persona o personas se ensañan con otras para despojarlas de lo pocos que tienen . Conviene recordar algo al respecto.
Hace treinta años en una provincia patagónica hubo un matrimonio de jóvenes abogados (bueno, ella en realidad estaba bastante floja de título) que hicieron de la desgracia ajena la base de su fortuna. Allá por 1980 el Banco Central de la República Argentina emitió la tristemente célebre Circular 1050, mediante la cual se instituyó un tipo de préstamo hipotecario en el que las deudas se indexaban por la tasa de interés vigente en el mercado. Pero como esos intereses fueron durante años muy elevados en términos reales, el crecimiento de las deudas superó ampliamente la marcha de los ingresos y de los demás precios de la economía. Para hacerla corta: mucha gente no pudo pagar las cuotas y perdió su casa.
En esas circunstancias la pareja de abogados encontró un gran filón para sus aspiraciones económicas. A despecho del credo justicialista que decían defender se aplicaron con entusiasmo y gran eficacia a ejecutar a deudores de la 1050. Cuando un compañero de militancia les reprocho esa actitud de quitarle la casa u otros bienes a gente de condición humilde, “ELLA” le contestó que querían dedicarse a la política y para eso necesitaban mucha plata. Se dedicaron efectivamente a la política, con tal éxito que convirtieron a aquella provincia en su feudo y luego alcanzaron proyección nacional.
No creo necesario mencionar los nombres de aquel par de rapaces abogados pero si recordar que hace unos años y ya en el poder, “EL” le hizo un gigantesco “pagadios” a los tenedores de deuda argentina estableciendo de manera unilateral que solo pagaría el 25 o 30% de la misma. La mayoría de los bonistas aceptó pero otros, entre los que están los famosos “fondos buitres” pero también inversores que en su momento compraron de buena fe títulos de la deuda, fueron a la Justicia, y no a la de estos pagos obviamente. El resultado está a la vista, nuestra bella fragata presa en Ghana cual esos barquitos dentro de una botella. Es que se podrá hablar mucho de la legitimidad o no de la deuda externa argentina, pero de aquí a que exista jurisprudencia internacional al respecto, pasarán siglos.
Entretanto y a falta de argumentos más sólidos, “ELLA” apela a las declaraciones patrioteras, a las alusiones a la soberanía, denuncia conspiraciones y condena la insensibilidad de los fondos buitres, olvidando convenientemente aquellos lejanos tiempos en que con su difunta pareja sobrevolaban la estepa patagónica aprovechándose de la desgracia ajena.
Carlos R. Martinez
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