Rutas argentinas, rutas asesinas: Tres testimonios que abarcan lágrimas, reclamos y súplicas
Gladys De Oro es hermana de Nelly, fallecida en un hecho que llamamos accidente, pero como tantos otros, podría haberse evitado. En aquella ocasión, un día de sol y despejado, su hermana manejaba por la Ruta 51 a la altura del Paraje Sino, y agarró un pozo que desestabilizó su auto, se fue a la banquina y terminó volcando. Sus hijas, sobrinas de Nelly, viajaban en esa oportunidad como acompañantes. Actualmente la mayor de ellas inició una causa que involucra principalmente al entonces máximo responsable de Vialidad Provincial, Arcángel José Curto.
Este testimonio es, lamentablemente, uno de los tantos que se repiten incesantemente ante la irresponsable actitud de funcionarios provinciales homicidas.
Gladys De Oro:
“Las nenas fueron al Padre Ignacio, cuando volvían mi hermana que manejaba agarró un pozo, se fue contra la banquina y ahí agarró un árbol. Terminó en una banquina llena de agua podrida con el auto dado vuelta. Los señores que estaban enfrente lo vieron, fueron corriendo y dieron vuelta el auto, sino mis hijas se ahogaban”.
“La mayor mía no se podía mover, ella iba adelante. Y la chiquita sí, aunque se fue para adelante y se golpeó. Después un señor la sacó y con su camisa se la puso en la mano, donde ahora tiene como 10 puntos. La mayor se quiso levantar y no pudo”.
“Esto fue el 9 de marzo del año pasado, la mayor tenía 20 y la menor 14 años. Melanie, la menor, había ido al Padre Ignacio porque tenía psoriasis nerviosa. A Ginette por el accidente se le quebró la columna. Ahora le injertaron una placa con clavos, además tenía las vértebras destruidas. Cuando yo llegué al Hospital en Ramallo a la chiquita la habían cocido, y a Ginette le estaban sacando placas, y al otro día me pude venir con Melanie pero a Ginette la trasladaron a Pergamino, donde estuvo 3 días en terapia. Tuvimos que esperar que llegara la prótesis para operarla”.
“Luego de la operación estuvo 3 meses sin caminar, después pasó a silla de ruedas, siguió con un andador y recién después sola. Actualmente no se puede agachar bien y muchos días le duele. La más chica quedó con los puntos solamente”.
“Ambas tienen pánico a viajar, muchos miedos. La más chica tiene miedo a estar en el baño y duerme con nosotros, de todo. Ginette sintió el olor a podrido hasta 4 meses después del accidente”.
“Ese día tuve muchas cosas que hacer, entre ellas velar a mi hermana. Cuando volví a Ramallo en la ruta vi un camión tirando brea, en ese momento no pensé en nada, en la cabeza sólo tenía a mis hijas. Ni sabía que el señor de Vialidad iba a hablar en la televisión, por cola de paja”.
“El señor de Vialidad dijo que no había pozo, pero claro, si vas con una camioneta como esas No sentís nada. Pero en un Peugeot 206 como el de mi hermana, que es un autito de morondanga, un pozo se te mueve para todos lados y te tira al diablo. Claro, él tira un poquito de brea y listo”.
“Cuando fuimos a pintar la estrella amarilla fue la Policía en una de esas camionetas que usan ellos, y agarraron el mismo pozo y frenó ahí nomás. Y hace 3 meses atrás volcó otra chica en el mismo lugar pero por suerte no se hizo nada”.
“Yo por mi hermana no quiero hacer denuncia, no me interesa lo material, yo agradezco que están con vida. Pero mi hija está haciendo juicio a Vialidad por las consecuencias que le quedaron, lo lleva adelante el abogado Rodrigo”.
“Ahora Melanie está contra la vida, tiene psoriasis de nuevo y cambió su personalidad. Cuando ve al Padre Ignacio en la televisión lo insulta”.
“Yo ese día no quise ir, y las chicas me contaron que mi hermana decía “tu mamá tendría que haber venido”.
“Antes de morirse les habló, les preguntó si estabaN bien, pero falleció inmediatamente, se desnucó. Melanie pedía que traigan 3 ambulancias, no 2, y fue un bombero y le dijo a Ginette que la señora que conducía falleció, eso no me cerró mucho. Y Ginette le dijo a la más chica que no grite más, porque la Tita estaba sin vida. Nelly cayó apoyada sobre ella”.
“Mis hijas saben que estuvieron cerca de morirse, incluso hicieron terapia. Además a su tía la adoraban, tenían una excelente relación. La tía les estaba organizando el cumpleaños de 15, pero después del accidente ella no quiso nada”.
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Paula Bidegain es nutricionista y viajaba semanalmente a Carmen de Areco a atender pacientes. Hace algunas semanas sufrió un accidente producto del estado de la ruta, puntualmente por los grandes desniveles y baches que quedaron luego de que se retirara por falta de pagos la empresa contratada para los arreglos.
Su testimonio:
“Yo viajaba todas las semanas, desde hace tres años, todos los jueves a Carmen de Areco, voy a las 15 hs y regreso de noche. Conozco la zona de pozos, y veía que estaban arreglando. Arreglando en cierto sentido, porque lo que hacían era romper y llenar de tierra, y cuando no llovía los camiones hacían polvareda y lluvia de tierra. Son grandes extensiones y se junta la banquina con la ruta, y hasta ahí no pasaba nada. Pero luego, con la lluvia, de ida iba viendo el camino de regreso a Arrecifes y grandes extensiones de asfalto que caen como a un pozo, imposibles de memorizar para evitarlos.
Me imaginé que la vuelta iba a ser recomplicada, pero me tomé el trabajo de venir a 80 km y esquivar varios pozos. El último, antes de la última curva, traté de esquivarlo pero venía un auto de frente, entonces tiré el auto para la izquierda pero no mucho por el que venía en dirección hacia mi. El pozo no lo esquivé y rompí todo, cubierta y llanta derecha, y la izquierda se afectó también. El auto se me movió y me tuve que ir a la banquina, donde me terminé quedando sola a las 22:00 hs. Yo siempre viajo sola, nunca tuve un problema, y ese día mi marido no estaba y fue mi papá fue a poner la rueda de auxilio. Mi papá es mayor, le costó trabajo sacar la rueda.
Actualmente tengo pánico a volver a viajar, miedo. Yo sé que es imposible no agarrar un pozo. En un momento de la vuelta venía un camión de frente, y por el barro no se podía diferenciar la banquina de la ruta, porque es todo barro, y el auto se me fue y me asusté.
Tengo un pánico total. Me agarré el susto de mi vida. Estaban arreglando la ruta, la rompieron para arreglarla, y según tengo entendido los que la iban a arreglar se fueron. Tengo terror de volver a viajar. Atiendo en forma privada y me complica, porque es una parte importante de mis ingresos.
Me pregunto para qué la rompieron, si la hubieran dejado como cuando rellenaban con brea, no generaban lo que sucede ahora. A muchas personas les pasó algo similar a lo que me pasó a mí, he visto gente al costado de las rutas con las balizas.
No quiero volver a viajar, hace 3 años que viajo por esa ruta, y esto ahora me desconcierta porque la rompieron toda, está peor que antes. Los nervios me produjeron una contractura muy fuerte, necesité 10 sesiones de kinesiología, realmente la vuelta a la ciudad fue terrible.
Tengo un dilema sobre qué hacer, porque no puedo estar pendiente de que me lleven o no. Mis pacientes me eligen porque trabajo después de las 18:00 hs, y no puedo darme el lujo de dejarlos. Me complica mucho la situación”.
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Cristian Cingone es periodista y vecino de Pérez Millán. En la primera manifestación realizada en La Violeta, fue uno de los asistentes que se sumaron al reclamo.
Su pedido:
“Protestamos para que no haya más muertes. Sabemos que la Provincia necesita la Ruta 51, para el comercio y para quien viaja. Con un simple bacheo no basta, hay que hacer una ruta nueva y ensancharla. Además que mejoren las banquinas para maniobrar ante cualquier situación. Son aproximadamente 200 km que hay que arreglar, le pedimos a Scioli que nos de una mano, no es política ni nada en su contra, es solamente que no queremos más accidentes ni muertes. Los bomberos de Pérez Millán o La Violeta salen muy seguido y todos estamos pendientes de la ruta, porque hubo ya demasiados accidentes”.
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