River festejó el ascenso a Primera
El sábado una vez finalizado el partido de River frente a Almirante Brown, en el que los millonarios ganaron 2 a 0, unos cuantos hinchas de la banda se volcaron a las calles de la ciudad a festejar, tocar bocina, mostrar sus camisetas y exteriorizar su alegría por el título obtenido.
Terminó la agonía, el suplicio, la etapa más negra en la historia de uno de los clubes más grandes del fútbol argentino. Los hinchas sufrieron, acompañaron, pero finalmente festejaron. Como no van a festejar, 363 días jugando el ascenso fueron la consecuencia de dirigencias corruptas ininterrumpidas, y ahora vuelven a su categoría, de donde nunca debieran haberse ido.
El mérito es para todo ese grupo de jugadores que soportó presiones, insultos, cargadas. El plus es para quienes desde el primer momento se ofrecieron a transpirar la camiseta por el club de sus amores: Cavenaghi, el “Chori”Dominguez y sobre todo el azuleño Matías Almeyda, que como el mismo admitió “hizo un curso acelerado de técnico en un año”.
Los festejos, más allá de las cargadas de su eterno rival, son necesarios. River debe ser de primera, y ojalá los socios aprendan de esta experiencia para emitir su voto con más conciencia, porque como dice una canción de hinchada “pasan los años, pasan los jugadores, pasan los dirigentes, la hinchada siempre está”.
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