Inseguridad: Un espiral del que cada día es más difícil salir
En los últimos meses Arrecifes vivió casos delictivos más resonantes que los normales. El robo en el Complejo Sueños, el asalto a Alberto Sensán en el barrio Palermo y en la casa del intendente Daniel Bolinaga, se suman a los tristemente conocidos y comunes robos de motos, ingresos a casas forzando puertas, arrebatos, asalto a comercios, etc.
La creciente “sensación de inseguridad” no afecta únicamente al Partido de Arrecifes, sino que es una constante en todos los pueblos, ciudades y provincias del país. El tema es cómo reducir esta problemática.
Los lugares comunes, fogoneados desde los medios de comunicación, piden y reclaman a gritos medidas, leyes, mano dura, justicia. Los noticieros “informan” a la sociedad lo que pasa en cientos de barrios del país, y los periodistas exigen con sus mejores caras de preocupados que se haga algo. Algunos conductores televisivos, tales los casos de Susana Giménez o Marcelo Tinelli, incluso han llegado a reclamar la implementación de la Pena de Muerte.
Nuestros gobernantes, eternos olfateadores de los reclamos sociales, se limitan a sus respuestas de cassette, algunos, o bien se callan, otros. Los que se animan a ensayar posibles soluciones repiten la fórmula que desde hace años les da resultado.
La derecha, por ejemplo, tiene la solución bien estudiada: quieren más policía en la calle, que tiren a matar a los delincuentes, y si el delito no es mayor que los demuela a machetazos en un calabozo. Ésta propuesta ya demostró su ineficiencia en incontables oportunidades, porque no apunta a las causas, sino a las consecuencias.
La situación es paradojal, ya que son los gobiernos de derecha de las últimas décadas (militares, Menem) los responsables de diagramar una economía corrupta que excluyó y empujó a miles de familias a una vida sin horizonte. Y es esa misma derecha la que quiere sacar rédito de su economía maquiavélica y propone la solución infalible: mano dura, represión, pena de muerte.
La izquierda, por su lado, no habla de inseguridad sino de “sensación de inseguridad” y también sabe de memoria las soluciones: educación, trabajo, inclusión social, etc. El problema de este espectro del sector ideológico es que sus soluciones son, en el mejor de los casos, a mediano plazo. Para tomar el toro por las astas no tienen proyectos, ni en sus propuestas políticas ni en sus discursos.
A todo esto se suma el imaginario social, que en charlas cotidianas repite idioteces tales como “antes estábamos mejor”, “los negros no quieren trabajar”, “el gobierno fomenta la vagancia”, etc. Es simple y recurrente caer en los lugares comunes, quienes nos gobiernan lo saben muy bien y se aprovechan de ello.
La inseguridad más grave que sufre Argentina es derivada de la corrupción y las acciones de diversas mafias asociadas al poder. Los medios de comunicación y sectores afines a la derecha intentan ocultar este problema, y reflejan sólo los delitos vinculados a la pobreza, la marginalidad y la indigencia. Silencian el hecho que no más del 3% de los jóvenes pobres (*) se orientan hacia acciones delictivas.
Es justo reclamar por el derecho a la vida, el derecho a disfrutar del fruto de nuestro esfuerzo. Pero recordemos que los derechos deben ser igualitarios, “derechos para todos”. Es justo reclamar condiciones dignas de trabajo, y no todas las clases sociales se adhieren a este reclamo, de hecho nadie apoya los reclamos de los trabajadores en empresas arrecifeñas. Es justo reclamar por una vivienda digna, y existen millones de personas sin hogar, y muchos millones más a los que desde la comodidad de su hogar no les importa un carajo. Es justo tener acceso gratuito a la educación, pero la educación pública es decadente y los colegios privados cada vez más inaccesibles.
Es justo ser autocríticos, y solidarizarnos con reclamos “ajenos”, en lugar de reclamar que esos ajenos dejen de enajenarnos nuestros bienes.
Es prioritario que quienes nos representan se interesen, piensen, discutan y organicen propuestas para ofrecerle a la sociedad. Dejar de encuestar y diagnosticar para ofrecer un tratamiento urgente, y así la solución no sea más muerte y violencia de Estado, y sobre todo para que la derecha y su pensamiento no se aprovechen del problema que ellos crearon y puedan gobernar hundiéndonos aún más en un espiral de donde, evidentemente, cada día es más difícil salir.
(*)Para el INDEC, la familia tipo de 4 integrantes que tiene ingresos superiores a $ 1.458,87 no debe ser considerada pobre .
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