Julio César Labaké:»Los poderes económicos someten a las democracias actuales»
Gracias al esfuerzo de la comisión organizadora presidida por Stella Arzuaga, el sábado se presentó Julio César Labaké en el Colegio Santa Teresita, reconocido Licenciado en Psicología, Doctor en Psicología Social, Psicoterapeuta, conferencista y escritor.
El marco de público presente fue adecuado para la ocasión, con gran asistencia de docentes y profesionales que escucharon con atención los conceptos que el académico explicó con claridad y amplio bagaje teórico.
Previo a la conferencia, MinutoArrecifes dialogó sobre algunos temas puntuales con Labaké.
Autoridad es una palabra delicada, puede ser necesaria como también transformarse en autoritarismo. ¿Cómo define usted la autoridad?
La autoridad es la instancia que generan las sociedades para que haya un responsable de la gestión del bien común. De ella puede surgir deformaciones, como la demagogia o el autoritarismo, pero la autoridad es esa dimensión que generan las sociedades para que haya dentro de cada sociedad una institución que se haga cargo de la gestión del bien común. Por el peligro que existe de que cada individuo busque su bien individual o algún sector busque su bien sectorial.
El bien común no es la sumatoria de los bienes individuales, sino una forma de organización que le permite a los particulares y a las organizaciones, todos juntos, lograr la posibilidad de una buena realización humana.
¿Cómo se decide a quién le corresponde esa gestión?
Le corresponde a alguien que sea independiente de la voluntad estrictamente individual, que pueda generar un interés que derive en egoísmo, en mezquindades o en dominio. La autoridad debe estar sometida a un control público.
El concepto que menciona corresponde a autoridad en nuestra sociedad y en otras anteriores en el tiempo. ¿Por qué entonces usted se refiere a redescubrir la autoridad?
Cito a Zygmunt Bauman, un sociólogo polaco de los que más ha escrito sobre las posmodernidad y la modernidad líquida. Parto de la premisa de que en la posmodernidad todos los criterios y los valores que antes se consideraban estables, definidos y que tenían una permanencia a través de las generaciones hoy se han movilizado tanto que parecen un líquido que ha perdido la forma propia.
La autoridad ha perdido vigencia porque el hombre ha concebido la realidad de otra manera. Eso tiene que ver con un fenómeno que está en la base. Cuando el hombre en épocas anteriores vivía dependiendo de los ritmos de la naturaleza para su vida, por ejemplo sabía que se vivía de día y se dormía de noche. Hoy podemos trabajar toda la noche, o divertirnos, o estudiar porque tenemos luz eléctrica, confort. El hombre va sintiendo que puede controlar cada vez más los efectos de las leyes de la naturaleza, entonces se genera una ruptura con la concepción que el hombre tenía del mundo y con su visión de encaje en la vida del mundo. Aquél hombre primitivo obedecía con naturalidad. El hombre posmoderno cree que puede hacer todo de nuevo o de acuerdo a su propia voluntad. Esto ha roto la naturalidad del ejercicio de la autoridad y la obediencia al ejercicio de la autoridad. Por eso el libro es redescubrir en nuestro mundo posmoderno que la autoridad es una estructura esencial de nuestra condición humana y sugiero cómo ejercer la autoridad hoy para que no sea rechazada.
¿Cuál o cuáles son las instituciones que más deberían redescubrir la autoridad?
Es una pregunta interesante, porque las instituciones son varias. Podemos jugar con la paradoja de que va primero, si el huevo o la gallina. Entonces, qué debe ir primero, un individuo que se forme para tener una vida responsable, o que haya estructuras sociales que generen la posibilidad de que haya individuos que vivan una vida equilibrada.
Yo diría que la institución básica es la familia, y en alguna medida el libro está destinado a padres y docentes, porque la otra institución básica es la escuela. Allí se plasma al ciudadano que va a tener mejores o peores condiciones para ser un buen sujeto, que respete la ley, que acepte la autoridad justa; o un buen gobernante que ejercite la autoridad de manera adecuada.
Existe también otra institución macro, que no se puede ignorar y tiene una responsabilidad fundamental, porque la gestión política hace más o menos posible que las familias vivan en orden y que las escuelas eduquen en serio, esa es la institución Estado. Si el Estado, incluido los 3 poderes de una institución democrática, no funciona ejerciendo la autoridad de una manera democrática para que se respete la ley y todos podamos vivir en un mundo confiable, se desorganiza la familia y la escuela. Más aun teniendo en cuenta el sector social, con la irrupción de los medios masivos de comunicación.
Personalmente creo que las universidades, a nivel mundial e histórico, fueron y son pensadas con la finalidad de dotar a las industrias o empresas de mano de obra calificada. Actualmente la oferta de esa mano de obra es masiva y la demanda no, y una consecuencia es la pérdida de prestigio del valor cultural y humano que aporta el estudio universitario en un individuo. Reflejo de ello son las frases del estilo “para qué voy a estudiar si gano más trabajando de taxista”.
Tu pregunta no es inocente. Hay personas que estudiaron para algo y dentro de poco tiempo ejerciendo ese trabajo tienen que reciclarse, usando una palabra poco humanística pero realista, y recapacitarse porque el perfil laboral cambió en su empresa o bien deben pasar a otra empresa con un perfil distinto. La movilidad laboral, en alguno de los países llamados desarrollados, hoy en día es enorme. Antes se vivía y se moría trabajando en una empresa, hoy no. Entonces ya hay un cierto desprestigio para aquello que me daría estabilidad en una tarea.
Hoy en día el interés económico ha pasado a tener una fuerza que, si bien en otros tiempos también la tenía, no con la preponderancia que la tiene hoy. Hay un fenómeno, del cual no se ha escrito lo suficiente, y es el siguiente. En tiempos anteriores, que recién describí sobre el hombre que estaba adecuado a responder a las leyes de la naturaleza, había una concepción estable de la sociedad, tenía preponderancia el pasado porque de éste venía la historia que marcaba cómo de debía vivir, con qué leyes y valores. Esa era una época más bien teocéntrica. Luego con el desarrollo de las ciencias vino otra época llamada antropocéntrica, con preponderancia de la razón, y los hombres querían gobernarse de acuerdo a la razón. Esa es la historia de la revolución francesa, levantar altares a la diosa razón es un símbolo de lo que estoy diciendo.
Pero el desarrollo científico y técnico y la tecnología actual han permitido la acumulación de capitales enormes, que ya no son nacionales sino transnacionales. Los dueños de esos capitales han pasado a tener mayor poder de decisión que los gobiernos de cada Estado. Por ejemplo Apple, la empresa de Steve Jobs, maneja un presupuesto anual igual al de toda Argentina. Entonces uno se pregunta quién manda acá. Los grandes capitales comienzan ejercen una presión que somete la autonomía de los gobiernos nacionales, y el individuo va sintiendo que hay un juego de intereses económicos que pasa por arriba de todo.
Hoy estamos en el gobierno economocrático, yo no creo tan olímpicamente en las democracias actuales, porque los poderes económicos someten a las democracias actuales. Me pregunto quien gobierna detrás del gobierno de Estados Unidos, habría que ver si son los grandes intereses económicos que mueven el negocio de las armas y otro. De esa forma preguntarnos que margen político tiene Argentina o Bolivia. El individuo va aprendiendo que el poder económico tiene una preponderancia inusual y desorbitada, pero se vuelve ávido de tener cada vez más poder de adquisición para poder satisfacer necesidades. El tener pasa a ser más importante que el ser.
Estudiar no es valorado hoy por la juventud, prefieren tener la posibilidad de pasar de un trabajo a otro. Creo que es un error, la desocupación tiene un porcentaje superior al 80% en aquéllos que no tienen titulación académica.
Dinamarca, Singapur, China, Estados Unidos, son países que han apuntado a la educación porque cuanta mayor preparación universitaria existe hay mayor posibilidad de producir productos que logran mayor mano de obra incorporada, y eso significa mayor renta para el país.
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