El 10 de enero de 1955 y la represión peronista
Hace calor, mucho calor cuando comienzo a escribir esta nota en la tarde del 9 de enero, pero de última tengo a mano un turbo y la posibilidad de parar un momento y tomar algo fresco. Trato de imaginar que habrá sido en otros tiempos padecer iguales o mayores temperaturas sin luz eléctrica y por lo tanto sin posibilidad de conservar alimentos, de que se movieran las palas de los ventiladores o se pudiera producir el hielo con el cual funcionaban todavía muchas heladeras.
Eso que yo estoy tratando de reconstruir lo padecieron los arrecifeños durante mucho tiempo debido a la obsolescencia de los motores de la Usina (y la incapacidad de las administraciones Justicialistas) y finalmente explotó el 10 de enero de 1955, cuando la gente salió a la calle a exigir soluciones. Nunca está demás recordar –porque hay muchos que pretenden lo contrario- que en aquella fatídica jornada fueron asesinados por disparos policiales dos jóvenes arrecifeños y decenas de personas resultaron heridas.
Que quede, claro, ese día en Arrecifes no gobernaban los marcianos, ni los Radicales ni los militares, gobernaba el Justicialismo. Fue un Comisionado de ese partido, un Gobernador de ese signo político y jefes policiales nombrados por el peronismo los que desataron la represión. Que no terminó ahí ya que inmediatamente después llegaron los arrestos de opositores y las torturas. Diógenes Damianovich -por mencionar un caso- pagó con varios meses de cárcel el delito de haber informado en su diario acerca de esos trágicos hechos, ¡que lección para tanto alcahuete que hoy pulula en Arrecifes disfrazado de “periodista”!
Sin embargo y pese a su inocultable responsabilidad política el Peronismo local ha tratado durante 57 años de minimizar u ocultar esa historia. Los mismos que hoy en nombre de la “verdad y la justicia” homenajean a un Montonero se han negado sistemáticamente a que un espacio público se denomine “10 de Enero de 1955”; hace cinco o seis años los concejales del Frente para la Victoria se opusieron a declarar de Interés Municipal el libro en el cual el profesor Oddi reconstruyó concienzudamente esa trágica jornada. De casualidad existen sendas calles con los nombres de Camaraza y Felix, aquellas dos jóvenes víctimas.
Eso sí, a la hora de los discursos y de criticar a los demás el peronismo asume su infaltable condición de “perseguido”, la culpa siempre es de otros, Lopez Rega no era peronista, únicamente a ellos los derrocan, únicamente a ellos los torturaron, Por supuesto es falso, el peronismo también desapareció gente, también torturó, también derrocaron gobiernos elegidos constitucionalmente, a veces aliándose con los militares (Onganía, los “carapintadas”), otras arreando gente desde las Unidades Básicas o desde las villas para saquear supermercados.
Durante mis años en el Concejo me tocó escuchar las letanías de cierto concejal Peronista poniendo a su partido en el rol de eterna víctima que he señalado, papel que aun sigue repitiendo. Podría pensarse que es producto de una mente reblandecida por la edad pero no, hace apenas horas la Juventud Peronista local emitió un penoso comunicado acerca de lo ocurrido días atrás en el Concejo Deliberante, allí estos pichones de intolerantes critican a Sebastian Reigosa por exigirle a Pernicone seguridad para los concejales pero no dicen una palabra sobre los energúmenos que amenazaban incendiar el edificio. No se si la JP emitirá un comunicado sobre el 10 de enero pero me imagino su contenido, seguramente le echarán la culpa de aquellas muertes a…Clarín. Son capaces de hacerlo, cinismo e hipocresía les sobra, lo que no pueden ocultar es que aquel trágico día el Peronismo se manchó las manos de sangre inocente. No estaría mal que alguna vez se hicieran cargo
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