AcercArte: Día 2
El sello a dos días que ya son parte de la historia de la ciudad
Las segundas partes si son buenas. Más gente, el sol puesto en la temperatura ideal, el predio del Molino como sí el sábado no hubiese pasado nada ni nadie y la voracidad intacta de recorrer, de participar, se ser parte importante de la iniciativa cultural más grande y significativa que haya pasado por la ciudad.
En esas condiciones se desarrolló la segunda jornada que tuvo como cierre a Las Pastillas del Abuelo en el escenario donde Rombai puso a mover a 20 mil personas. La banda que en 2007 pasó sin pena y con un cachito de gloria por Acampar Rock mostró estar pasando por su mejor momento y convenció de eso a un público aun mayor a la de la noche anterior descargando una batería de buenas canciones y la constante celebración con su gente, esa que llevan la fiesta a donde van. El otro cierre fue en El Regina, también colmado para recibir a El Farmer, la obra que encarnan Rodrigo de la Serna y Pompeyo Audivert en un repaso por la vida íntima y no tanto de uno de los próceres más controvertidos de nuestra historia como lo es Juan Manuel de Rosas. Un lujo que no todos supieron apreciar.
Mucho antes, con El Viejo Molino de fondo, La Pipetuá se subió al escenario y generó un ratito mágico con una obra que se vale de la música, las acrobacias y la creatividad para encantar a los más chicos, pero mucho más a los grandes. Un momento para jugar como tantos otros tiene esta muestra cultural gigante que ofreció cine de buen nivel, la posibilidad de acceder a lecturas sin nada de burocracia, espectáculos de danza, pintura y talleres de recreación durante todo el día. Una constante invitación a intervenir en todas las propuestas, a ser y estar.
Fue muy interesante la charla entre Sergio Marchi y Abril Sosa, líder de Cuentos Borgeanos. Se habló de libros, de discos y demases en un ambiente relajado y también pudo escucharse al ex Catupecu interpretar algunas de sus canciones. Uno de los tantas fotos inolvidables que dejó AcercArte en su histórico paso por Arrecifes rompiendo la monótona vida de pueblo, obligando a una re-lectura respecto de ciertos lugares comunes que hacen ver a esta sociedad como desapegada del arte y la cultura popular y generando un antes y un después en cuanto a movimiento, convocatoria en un evento de semejante magnitud. Sin dudas, no fue magia.