¡Feliz día panaderos!
Quiero enviar mi más sincero saludo, abrazo y homenaje a todos los panaderos.
Porque gracias a ellos, que madrugan a quemar el horno, a ponerle crema, dulce de leche o membrillo a las facturas, que se preocupan por hacer los mejores bizcochitos o el pan mas rico y crocante, es que todos podemos tomar unos mates con cosas ricas y compartir momentos con amigos, compañeros del trabajo o familiares.
El panadero es un trabajador sacrificado que necesita que le digan lo rico que trabaja, y así como se reconforta el alma de un artista al escuchar aplausos, se reconforta también el alma del panadero cuando escucha “que buenas están estas palmeritas”, o “ estos bizcochitos son adictivos” o el clásico “no puedo para de comer pan”.
Lo sé porque gran parte de mi familia es de panaderos. Siempre recuerdo a mi viejo cargándome (aunque en parte era en serio) porque compraba alfajores o golosinas en un kiosco, y tenía toda una panadería a mi disposición. “Para que compras eso si acá hay”, me decía.
Para todos aquéllos que alguna vez trabajaron en una cuadra, y se sienten identificados con la harina, la amasadora o el horno, ¡les deseo un feliz día!
Y como muchos no leerán éstas palabras (porque trabajan o están descansando para ir a trabajar), le pido a todo aquél que sí lea que le diga a su panadero amigo “feliz día panadero, gracias por hacer cosas tan ricas”.