Los blues de la amenaza mediática
En una sociedad –más precisamente un sector de esa sociedad, la clase media– como la Argentina, con una cultura de economía doméstica que durante décadas miró aterrorizada los vaivenes de la cotización del dólar (así como también se sumergió ingenuamente en la fantasía del 1 a 1), instalar una agenda mediática que genera inquietud sobre el tipo de cambio se parece más a un bluff financiero de poca monta destinado a desgastar al Gobierno y a presionar para conseguir una maxidevaluación que a un abordaje serio de un aspecto de la economía real. Para comprobarlo basta prestar atención a un solo dato: el famoso dólar blue –nueva vedette de las tapas de los diarios hegemónicos y los zócalos de los noticieros del los multimedios– representa, según los cálculos más exagerados, menos del 4% del volumen que se comercializa en el mercado formal de cambio. Parafraseando a un viejo general, esta es la respuesta a la pregunta que alguna vez le hizo al pueblo argentino: quién vio, alguna vez, un dólar… blue.
Quienes lo ven hoy –es decir, los pequeños ahorristas que lo pagan caro en el mercado negro– son las mayores víctimas de la maniobra. Como bien explica Gabriel Bencivengo en otra nota de esta página, con el precio actual del dólar blue (superior a los 6 pesos) lo están pagando más caro que las grandes empresas que se hacen de billetes verdes mediante el sistema de contado con liquidación, también conocido como “contado con liqui” en la City porteña. Y con otra diferencia adversa: esos grupos económicos tienen el resto suficiente como para especular a largo plazo con la cotización de la moneda. La mayoría de los ahorristas que hoy se sumergen en las cuevas de la City para salir con algunos cientos (o, en el mayor de los casos, con unos pocos miles) de dólares en sus asustados bolsillos, están lejos de tenerlo. Lo más probable es que les suceda lo mismo que al amigo de la Presidenta mencionó en su discurso del viernes a Bariloche, aquel que a principios de 2002 compró dólares a 4,80 porque “se iba a ir a siete pesos”. Para decirlo claro: los mayores perjudicados por la operación informativa montada por la oposición mediática son sus propios lectores. Eso siempre y cuando no se extienda la psicosis y los precios de los productos de primera necesidad empiecen a seguir las subas del blue inflado, con lo cual la mayoría de los argentinos terminaría siendo víctima de la maniobra.
Pero las operaciones mediáticas exceden a dólar blue. El complejo agrofinanciero, en sintonía con los medios hegemónicos, aprovechan la volada para jugar sus cartas. La maniobra es bastante simple y nada novedosa: demoran la liquidación de los dólares producto de las exportaciones, redoblando la presión sobre las cuentas del Estado nacional en busca de la tan ansiada devaluación que les permita, una vez más, ampliar sus grandes márgenes de rentabilidad que vienen obteniendo desde la salida de la convertibilidad. “Nos están pegando en los tobillos y todavía faltan varios rounds. Son jugadores muy pesados, pero el Banco Central tiene resto para soportar una corrida contra el peso”, graficó un economista con larga trayectoria en el Palacio de Hacienda al ser consultado por este dominical.
A la psicosis de los pequeños ahorristas y a las presiones del complejo agrofinanciero, hay que agregar los rumores interesados que vienen esparciéndose por la City sobre la supuesta imposibilidad del Gobierno de hacer frente, en agosto próximo, al vencimiento de los Boden 2012 emitidos en 2002 por Eduardo Duhalde y que implican una erogación de 2.300 millones de dólares. La versión es falsa: fuentes del Gobierno aseguraron a Miradas al Sur que el dinero está en el Banco Central.
Fuente: Miradas al Sur
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