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Francisco Álvarez inauguró la estatua de Bianchi
El entrenador más ganador de la historia del club fue homenajeado con un monumento de bronce que permanecerá en la Bombonera.
Carlos Bianchi quedará para siempre en el recuerdo de los hinchas de Boca y ahora su estatua permanecerá inerte y eterna en el Museo de la Pasión Boquense, en la Bombonera gracias a la iniciativa del arrecifeño Francisco Álvarez Arzuaga, socio de la Peña Boca Juniors Arrecifes Nº 860.
El entrenador más ganador de la historia del club fue homenajeado en el estadio, donde se descubrió la escultura del artista Enrique Savio.
Sin el presidente, Daniel Angelici, que está de licencia, pero con el vicepresidente Royco Ferrari y las glorias recientes del club, el Virrey recibió el cariño de los hinchas que le volvieron a cantar el clásico «vení, vení cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar; que de la mano de Carlos Bianchi, todos la vuelta vamos a dar».
En el agasajo estuvieron presentes Guillermo Barros Schelotto (actual entrenador del equipo), Rolando Schiavi, Sebastián Battaglia, Marcelo Delgado y Juan Román Riquelme, el ídolo máximo de la historia del club y socio incondicional del Virrey.
«Carlos se merece el día que está pasando. El nos hizo ganadores. Nosotros no sabíamos lo que era ganar y nos enseñó a ganar. Es el más grande de nuestro club y de todos los tiempos del fútbol argentino», dijo Román.
El clímax de la jornada llegó cuando Bianchi descubrió su estatua y luego tomó la palabra: «Cuando se presentaron ellos con la intención de hacer la estatua, yo vi que tenían cara de buena gente. Esta estatua es gracias a quienes están acá y a los que no están acá. Son ellos los que hacen la historia, la verdadera historia del fútbol son los jugadores».
Por su parte, también acompañaron al Virrey su esposa, Margarita, y su hijo Mauro. Y Bianchi se emocionó hasta las lágrimas cuando recordó una anécdota: «Ayer hubo varias radios partidarias que me llamaron. Les dije que estaba muy tranquilo, que iba a ver fútbol por televisión. Me fui a dormir tranquilo, pero el sueño no fue tan agradable como otras veces. Me desperté tres o cuatro veces. Era por mi cuñado, que falleció hace poco. El era fanático de Boca, lo conocí a los 17 años, él repartía prepizzas y empanadas. Yo vendía diarios en los colectivos. Un día me dijo que se había enterado que yo jugaba al fútbol. Le dije que sí, en la Reserva de Vélez. Me invitó a jugar al papi. Fui y seguí participando. Un día él no llegaba al club y lo fui a buscar a su casa, ahí conocí a mi esposa. Y mi cuñado durante un año me volvió loco, era tan fanático de Boca, tenía tres bonos de la Ciudad Deportiva de Boca y me quería convencer a mí que comprara uno. Yo le decía: ‘¿Sabés lo que es para mí vender diarios?’. Y él me decía: ‘¿Sábes lo que es Boca'».
Y prosiguió: «Después de haber conocido el mundo Boca me di cuenta de que mi cuñado no se equivocaba. Es muy grande, ustedes no se dan cuenta. Uno se da cuenta partido a partido. Haber pensado tanto en mi cuñado hace que esta estatua la merezcan todos ustedes, pero sobre todo los verdaderos protagonistas de esta historia, que son los jugadores».
Bianchi recibió una nueva ovación antes de despedirse. El Virrey fue entrenador de Boca en tres períodos y cosechó nueve títulos. Ganó tres veces el Torneo Apertura, una el Clausura; en tres oportunidades levantó la Copa Libertadores y otras dos la Copa Intercontinental.
