El Corralón del terror
Hace unos días me acerqué al Municipio con intenciones de profundizar respecto a los comentarios que se escuchan en la calle y que también hicieron públicos funcionarios como Rubén Binimelis y el propio intendente Javier Olaeta sobre el estado del corralón Municipal.
En lugar de contestar mis preguntas desde el Municipio me sugirieron que vaya por mi cuenta al Corralón y observe todo. Eso hice, y realmente encontré un desastre.
Lo primero que observé es la camioneta de Servicios Públicos, con el embrague roto y arruinada de chapa y pintura.
Al lado estaba un Dodge 1500, un vehículo que era utilizado por Bromatología, totalmente inservible.
También hay un Peugeot 405, “el auto que usaba Angellini”, me dijeron en el Corralón.
Los camiones, dentro de todo, están bien. Pero el tinglado en el que duermen tiene las columnas rotas, partidas, producto de choques con los mismos camiones. Algo peligroso si se quiere, hay que arreglarlas, y todo es dinero.
La pala es la única que hay. Cuando la encienden es una bola de humo, se recalienta y no anda.
Uno de los tractores es un Deutz 85´. Le faltan las luces y el burro de arranque.
Otro es un Massey, el rojo, tiene el embrague roto.
También hay un Tortone, se usa en el basural. Tiene roto los palieres, le faltan las cadenas y de todo un poco.
Hay un regador sin neumáticos.
Una Bobcat 863 sin motor, ni cubiertas. El motor está tirado al costado.
Hay una máquina Dresser, la champion, que está desarmada y prácticamente le falta todo.
Todos los repuestos faltantes quizás estén en este cuartito, abandonados, casi irrecuperables.
Después hay más motores desarmados, más repuestos rotos, porquerías, cachivaches.
Tengamos en cuenta que armar el motor de un tractor, dependiendo de las circunstancias, puede tener un costo de entre 60 y 80 mil pesos.
Por suerte no todo anda mal en el Corralón, tienen una grasera y una hidrolavadora que les donó Jacto. Algo es algo, la esperanza es lo último que se pierde.
Todas esas maquinarias abandonadas durante años representan muchísimo dinero perdido. Ese dinero no es del Municipio, sino de los vecinos de Arrecifes que aportan para que el Municipio pueda solventarse y cumplir con los servicios como corresponde.
Alguien, en los últimos años, dejó que todo se venga abajo.
Alguien, en los últimos días, se encontró con un panorama desolador.
Varios concejales en los últimos años presentaron pedidos de informes y reclamos por el estado del Corralón. Jamás se les contestó nada.
El Municipio no tiene ni bordeadoras en buen estado para cortar el pasto.
Así quedó el Corralón “tras 8 años de administración transparente y eficaz, impulsado por la fuerza de trabajo, con absoluta responsabilidad y dedicación por representar los intereses y sueños de toda la comunidad”.
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