El pogo más grande de Arrecifes
Cada show, cada festival de los que viví en el 2012 me sorprendieron y a su vez obligaron a esforzarme en elegir bien cada adjetivo para reflejar en la mejor medida posible el talento y la magia que despliegan estos flacos que se zarpan en músicos. Y anoche me la re complicaron, porque ya no sé por dónde ni cómo contar lo que viví en el “Maldición, va a ser un día hermoso”.
La Misa arrancó antes de que suban al escenario, y no por Pascua, sino porque en el camarín había 30 músicos enchufadísimos, expectantes, ansiosos por salir a escena y rockear una de las bandas más emblemáticas, masivas y representativas de nuestra historia argenta.
La primera canción que sonó fue El pibe de los astilleros, y fue en ronda en el camarín, entre empanadas y fernandos. Seguido a eso los músicos pasaron a ser público y se alentaron con un “ooohh, vamo lo redooo, lo redooo, lo redooo, vamo lo redooo”.
Desde abajo llegaba el aliento del otro gran protagonista de la noche, el público. “Vamos Redondos ponga huevo y vaya al frente, que se lo pideee, toda la gente. Una bandera, que diga Che Guevara, un par de rockanrolles y un porro pa´ fumar”. Y los músicos, que espiaban por la ventana, se volvían locos.
El show comenzó con “Nuestro amo juega al esclavo”, y siguió con “Música para pastillas”. Leo Gabilondo tardó como 2 segundos en tirar un par de pasos, agitar un poco y ganarse a todos los presentes. Carisma, que le dicen.
La gente explotó al toque, porque eso son Los Redondos, un público híper fiel, que se olvida de clases sociales, del qué dirán, del chusmerío barato, y pone la música y las emociones en primer lugar. Y saltan, gritan y cantan hasta el último segundo. Y poguean, mucho.
Ver generaciones unidas, padre e hijo sobre el escenario, fue otro hermoso reflejo del poder de la música. Fermín Giraudo se descolgó el bajo y se le dio a su papá, Marcos.
Adrián Charras, presente como siempre que lo solicitan, se hizo cargo del teclado en “La parabellum del buen psicópata”.
Darío Nicolau, con la potencia de su voz y toda su afinación, fue genial que estuviera sobre el escenario.
Rony Cozza le cantó al Che, a “Aquélla solitaria vaca cubana”, con mucho amor por la camiseta, una gran voz y la banda perfectamente ensamblada.
Mariano Ferrari, seguro y metidísimo en los temas.
Anamary Solanes sorprendió a todos poniéndole voz femenina a la noche, y la adrenalina fue la misma.
Francisco Previgliano estaba tan eufórico que abrazaba todo lo que se le cruzaba, disfrutó las tablas y se adueñó de varios temazos para hacernos delirar a todos.
Hernan Fontana, se encargó de todas las imágenes que se proyectaron en la pantalla gigante. Le dio mucho al show, tanto como Paloma Santos Barceló y Carolina Ferri que armaron una escenografia muy prolija y rockera.
Y hasta cantó Tory, y subió el Percha, y Seba Rochi, y Lucho Girod que estaba inspiradísimo y sonaba ricotero mal, y Rolo Zalloco, y Rodo Castro, y Rama Valeria que se zarpó, y Pato Hanley repartiendo palos, y «Chimono» Rodriguez, y Teke Muñoz, y Paloma que tocó el violín y se abrió paso entre tanta distorsión, y Cristian que tiene ritmo en las venas, cómo hago para que todos sepan que todos la rompieron?!
No nos olvidemos de Diego Amaya, que estaba tan arriba que no necesitó subir.
Abajo estaban Los Redonditos de Ricota: Cincuentones y cincuentonas, cuarentones, la prensa de siempre, la prensa joven, los de remeras de marca, los de gorrita, los del rock, los de los redondos, los que querían estar sentados (y no pudieron), los que fueron a saltar, los que fueron a ver y terminaron saltando, los que fueron a varias misas, los que querrían haber ido, los músicos que bajaban del escenario gritaban entre la gente y volvían a subir, y tocaban.
No fue el pogo más grande del mundo, como en Tandil con 400 mil ricoteros, pero sí el más grande de Arrecifes, con 400 personas.
Y realmente no tengo recursos, porque no los hay. Con La Novicia me volví loco, y pensé que no iba a escuchar nada como el Tributo a Spinetta, pero me voló la cabeza el Tributo a Sokol, y para lo de anoche me quedé sin diccionario, sin adjetivos, sin voz y sin palabras.
Que movida se armó en Arrecifes, y se viene Gracias Pappo, y se vienen terribles shows (anda dando vueltas un acústico de Soda?). Lo único que puedo decir es que el que lo vivió le cuente a los que no fueron, y los que no fueron sepan que hay una banda de terribles músicos en la ciudad, que se toman las cosas en serio y ofrecen unos recitales increíbles, a la altura de cualquier show nacional.
Más que «Maldición, va a ser un día hermoso» podría ser “la puta madre, que bueno estuvo!!!”
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