Leo Gabilondo y su opinión sobre la emergente movida cultural
Que en Arrecifes están pasando muchísimas cosas hermosas en lo que respecta a la cultura y al arte es una verdad irrefutable. No sólo es real, sino que es tangible, todos los que de una forma u otra estamos cerca de esto estamos viviendo una especie de primavera.
De unos años a esta parte crecieron las posibilidades, y cuando me refiero a posibilidades me refiero a las iniciativas, a las inquietudes, a la búsqueda, a las ganas y a la voluntad. Hay cada vez más gente que hace, practica o disfruta la música, en todos los géneros, hay cada vez más proyectos musicales, literarios, teatrales, plásticos. De todas formas, no sé si esas iniciativas, esa cantidad de gente, de todas las edades, coinciden con la cantidad de espacios físicos disponibles o con las distintas oportunidades que el arte en general se merece. Eso todavía sigue siendo una deuda pendiente.
Si bien hay otro modo de pensar, de sentir o de creer en el arte, todavía nos falta madurar un poco más desde lo colectivo, desde lo político, desde lo institucional, porque se pueden abrir muchas más puertas, se pueden generar más espacios, sólo es cuestión de hacer y tirar todos para un mismo lado.
Si nombro a todos tendría que escribir una enciclopedia, y bienvenido sea que nos pase eso, pero por ejemplo, tenemos el privilegio de contar con artistas de la talla de Adrián Charras, de Mariana Dominé o de Román Cardenas, que son referentes, que siempre están tratando de hacer algo nuevo, y siempre lo están compartiendo, enseñando. A su vez, tenemos una banda de pibes, y no tan pibes, desde el folclore hasta el rock, desde la pintura hasta el periodismo, desde la literatura hasta el cine, que están muy comprometidos y convencidos de lo que hacen. No sólo eso, sino que también hay muchos arrecifeños repartidos en distintas ciudades del país haciendo de las suyas, dejando una marca, y siempre acordándose y aportando algo para la ciudad donde nacieron.
Desde mi lugar creo que el cambio que tuvo el país a nivel oportunidades, ese crecimiento, con respecto a considerar que no sólo en Buenos Aires está la oficina de Dios, esa cuestión de poner los ojos en otro lugar, por más chico que sea, fue algo que ayudó bastante; pero obvio que no sólo depende de eso, sino que por sobre todas las cosas, se debe a que la llama se fue prendiendo y cada uno de nosotros fuimos notando que entre todos se pueden hacer cosas cada vez más profesionales, cada vez más grandes. Creo que lo fundamental fue, es y será la unión, que si cada uno sigue aportando lo suyo, siempre en post del crecimiento de todos, esto no tiene techo. Me tiene muy contento lo que está pasando, además, compartirlo con gente de tu ciudad, que apreciás y admirás, lo hace mucho más valioso, por lo menos para mí.
Gracias por estar pendiente de lo que hacemos y darle un lugar.
Leo