Pichona, la hincha número 1 de Obras
María Elena Pardo tiene 79 años totalmente desconocidos por los arrecifeños. Pero la Pichona, la hincha número 1 de todas las mujeres de Obras, es conocida por todos y tiene 79 años llenos de anécdotas. Me esperó en su casa una tardecita, Alfredo su hijo le había avisado que un periodista quería charlar con ella. Cuando llegué le dije ¿usted es la Pichona? Con una sonrisa me dio a entender que sí y con la mirada me demostró que se daba cuenta porque estaba yo allí.
Me habían contado que hay una mujer que reza el rosario en la cancha, que cura a todo el mundo de sus dolores, que es loca por Obras, que siempre se sentó en el mismo asiento en la tribuna, que los hinchas y los jugadores le cantan canciones y muchas cosas más. Suficiente me dije a mi mismo, tengo que conocer a la Pichona.
¿Por que le pusieron ese sobrenombre?
Qué se yo, es de toda la vida.
Pichona, a usted la conoce todo el mundo
Porque hace 60 años que curo la culebrilla, hay médicos que me mandan gente, “andate a lo de la pichona”, dicen. A los 7 años ya curaba, me enseñó un viejito de San Pedro, “¿quiere que le enseñe a curar?”, me dijo. ¡Para que! Yo andaba todo el día con los animales, me saqué la lotería. Curo el empacho, el mal de ojos, el hígado, los intestinos, la culebrilla, estómago caído, los tendones, la insolación.
Cuénteme un poco de su vida
Mi papá se llamaba Martín Pardo y mamita Elena Valverde. Tengo 2 hijos, Alfredo y Elena, y 6 nietos, Pato, Leo y Mili por parte de Alfredo, y Dani, Mauro y Luchi por parte de Elena.
Cuando nos vinimos del campo ya empecé a llevarlo a Alfredo al Obras, al fulbo. Él tenía 11 años. Después empezó a jugar y no me perdía partido, menos que ahora. Falté a 2 ó 3 partidos nomás, porque tenía que tomar unos remedios. Pero empecé a tomar un calmante a las 12 hs y otro antes de salir, y ahí sí, me los tomaba según la hora en que está el partido (se tienta). A Alfredo no le gustaba nada de chiquito, pero le regalabas un fulbo y se volvía loco. Una vez un primo de Buenos Aires le trajo un par de guantes de boxeador, unos guantes que vos vieras lo que eran. Pero se los tiré a la basura, yo pensaba “no vaya a ser cosa que se entusiasme con el boxeo”.
«Miren, miren que locura
miren, miren que emoción,
esa es la gran Pichona
que rezó por Obras por salir campeón».
Por qué quiere tanto a Obras
Obras es bárbaro, los chicos, la gente de Obras. En las fiestas de Obras me sacan a bailar los jugadores, esos cargosos, y el pobre Alfredo les dice “déjense de embromar che, que está renga”. Una vuelta hicieron la fiesta del deporte, yo estaba sentada en la tribuna, y nombraban a una persona, decían que no faltaba nunca, yo pensaba “quién será ese”, miraba para todos lados a ver quién era. Y por ahí dijeron “¡arrimate pichonita que sos vos!”, ay Dios, me hicieron entrar a la cancha y me regalaron la camiseta, me han hecho llorar un rato, ¿la queres ver?
-Me encantaría, le respondo. A pesar de la dificultad que tiene para caminar, debido a sus problemas en los huesos, sale rapidito para buscar “su trofeo”. Viene con una camiseta de Obras que en la espalda dice “la pichona”, y tiene el número 1.
Siempre me gustó el fútbol a mí, de chica en el campo jugábamos entre los vecinos y yo atajaba, éramos como 15. Siempre cuando salen campeones los jugadores me regalan la camiseta del arquero, hasta mi médico de Pergamino me pide siempre que le lleve una. El otro día curé a un dirigente, y me preguntó si este año me habían dado camiseta y me prometió traerme una. Yo tengo camisetas, pero si la quiere traer que la traiga (risas).
¿Disfruta de ir a la cancha o sufre mucho los partidos?
Disfrutaba más cuando Alfredo era jugador, era más lindo cuando jugaba. A pesar de que es calentón, es un tipo piola y en el fútbol todos lo quieren. Cuando fue técnico el equipo que armó dicen que es el mejor que hubo de todos los equipos de Obras.
En ese momento la charla se interrumpe porque llega una mamá con su bebita en brazos, Pichona se para y va derecho a curar a la bebita, sin preguntar nada. No entiendo cómo se dio cuenta que la enferma no era la madre. Aprovecho el momento para mirar su casa, y claramente lo que más sobresale es la cantidad de estampitas e imágenes religiosas que tiene por todos lados. Crucifijos, virgencitas, fotos del Gauchito Gil, fotos de Obras, recortes de diarios, fotos de familia, una evidente mezcla de fútbol y creencias por todos lados, algo así como un C.A.O.S religioso. La charla continúa, pero ya no hace falta que yo pregunte, ella ya entró en confianza y arranca sola.
Los primeros domingos que se fue mi hijo del club en vez de ir a la cancha me tiraba a la cama, porque ya no estaba él. Yo soy hincha de Obras, y cuando se fue a la Villa a dirigir me dijo que siga yendo aunque no esté él.
Rezo mucho por Obras, pero jamás pido que pierdan los otros, sino que ganemos nosotros. Rezo todos los domingos por Obras, aunque a veces en la semana también, porque ando con el rosario en el bolsillo. Hace un rato estaba baldeando y lo dejé por ahí, pero sino lo tengo siempre en el bolsillo. Cuando duermo lo dejo debajo de la almohada, y a veces vienen porque hay un enfermo y le rezo al enfermo. Cuando Obras gana entro a la cancha y voy con el rosario. Ahora las piernas no me dan, pero antes si ganaban en los festejos los jugadores me levantaban y me tiraban para arriba.
Veo que quiere mucho al Gauchito Gil
También quiero al Gauchito Gil, y me contaron que alguien con maldad quemó al que está acá en el circuito. Pensar que a él lo mataron por salvar gente.
Imagino que tiene muchos recuerdos lindos en el fútbol, ¿pero tiene recuerdos feos?
En Baradero (contra Atlético Baradero, en el año 2005) una vez Alasio atajó 5 penales, 1 jugando y 4 al final. Y ganamos, pero se empezó a llenar la cancha, se metían como chanchos por abajo del alambrado. Me quedé en la tribuna porque Alfredo estaba ahí metido también, yo decía “ay Dios”. Se metieron todos los de Baradero y había lío, entonces los de Obras se asustaron y se metieron al colectivo, y ahí estaba el Leo (su nieto) y dice “uy, la abuela no está acá arriba”. Entonces pobrecito se bajó corriendo, y yo iba yendo despacito, pero cuando venía el Leo la policía empezó a tirar tiros al aire, para que no se arrimara porque pensaban que quería pelear. Leo me dijo “¡vení abuelita, que no te vi en el colectivo, vení, vení!”. Yo nunca vi gente tan maldita como los de Baradero, se metían como chanchos por abajo del alambrado, la saqué barata.
¿Se enoja en la cancha?
Los réferis me hacen enojar, porque a veces hacen mal las cosas. Pero yo les grito de todo, les digo “recorta los cuernos si no ves” (se ríe fuerte de ella misma).Yo era hincha de Boca, pero desde que llegó Maradona no me gustó más. Alfredo si perdía River se metía a la cama, ellos salieron todos de River porque sus padrinos lo bautizaron y ahí nomás lo hicieron de River, lo convencieron.
Había un réferi que era asqueroso…Me acuerdo de Quique Barrales, un jugadorazo que mataron arriba de un techo, anda a saber qué estaba haciendo. En la cancha era bueno, pero el réferi lo cansó, y vino Barrales y le metió un patadón en el pecho y lo sentó, quedó ahí con los tapones del botín marcados. Yo me paré en la tribuna a aplaudir, y dije “aplaudan todos así se curan los réferis”. Ahora ya no les digo nada a los jueces, me quedo piola, porque se me pone feo para disparar (se sigue riendo).
¿Cómo hace para ir a la cancha siendo que le cuesta tanto caminar?
Me lleva mi hija en la moto, y para volver siempre alguno me trae. Si tardo mucho en volver y no llego aparece alguno de los chicos a buscarme, porque se imaginan que me pasó algo. Tengo 79 años, y voy a seguir yendo hasta que no pueda ir más.
Nuevamente alguien aplaude afuera, es otra señora que necesita que la curen porque tiene vómitos y descompostura. Pichona le dice que su malestar es por los golpes de calor, que agarre un paño bien frío con vinagre y se lo ponga en el hígado, “de paso te curo el mal de ojos”, le dice y rápidamente la mide y hace su trabajo. Llega la nieta, de visitas, y le da un abrazo fuerte a su abuela. Pichona con la cara llena de orgullo por el cariño que recibe le pregunta dónde estaba, y que le avise al papi por donde anda. La nieta, Milagros, le dice que se va a andar en bici, que no vuelve sola y que no sabía que le habían puesto aire acondicionado. “Llevate un alfajor”, le pide Pichona, “y saluda al chico este (se refiere a mi) que es amigo de tu papi”. -¡Tené cuidado Mili eh! – Siii, chau abue! Seguimos hablando, “todos somos de Obras, pero el Pato (su nieto) en vez de cabeza tiene un fulbo”, me cuenta. -¿Tomás mate? -Sí, contesto, y justo entra otro nieto con los amigos, vienen a tomar mate en el patio de su abuela.
A Obras lo he seguido por todos lados, pero siempre deseaba ir a Chascomús, donde nació Alfonsín. Hasta que una vez fui, que alegría tenía, volvimos a las 6 de la mañana y mi marido se quedó cuidando a mi mamita que era grande. Cuando llegué me cargaba “vino tarde esta mujer, ahora me voy a acostar”, decía. A los 18 años me afilié y desde ese día ni mi padre me pudo cambiar.
Como la visitan sus nietos Pichona, le digo mientras ella pone agua en la pava. Me responde con la mirada, llena de amor, y me cuenta que llevaba de a 3 al jardín.
¿Vienen muchas personas a curarse por día?
Uff, cualquier cantidad, y cuando refresca aparecen todos. A veces el café que tengo que tomar a las 20 hs lo tomo a las 24 hs, y eso que me mataron 16 veces y 4 estuve infartada en coma. Porque me piden cosas malas, y yo voy siempre por derecha. “Ando con un tipo casado, y quiero ver si le puede hacer algo a su mujer”, me dijo una, “la agarré del pescuezo y la saqué hasta la puerta”. Entonces les da bronca y van y te matan, pero la gente ya sabe que voy por derecha. Yo ni cobro, acá deja plata el que quiere y puede.
Pichona no tiene problemas en dar nombres y apellidos. Entonces me cuenta de las curaciones que hizo a corredores de autos famosos, a intendentes, a futbolistas reconocidos. Por respeto a la intimidad de cada uno prefiero no dar nombres, pero sí vale la pena aclarar que han ganado campeonatos y metido goles pocos días después de visitarla con fuertes dolores. Llega otro enfermo, de La Luisa, la Pichona lo cura en 20 segundos y vuelve, “cebate vos mismo nene”, me dice.
“Hay un jugador muy famoso de Obras, goleador, que hace 3 años lo curé un sábado a la noche antes del partido. Al otro día metió un gol y me gritó “para vos pichonita”, y me tiró la camiseta. El réferi lo quería rajar, pero se salvó porque le dijo que yo lo había curado y por eso el festejo. Casi fue peor el remedio que la enfermedad (risas).
Pichona, ¿que más le gustaría pedirle al fútbol?
Que terminara Gabilondo de técnico en Obras. Me gustaría que cuando yo no vaya más a la cancha haga lo que quiera, pero por todas las veces que salió campeón, y por tener a Obras en el alma, me gustaría volver a verlo ahí.